Hace unas semanas en el curso de Promotoras de igualdad, llegaron las sesiones que para mi son las más duras cuando estás estás trabajando igualdad, violencias contra las mujeres, violencia de género... porque no solo conoces esa realidad sino que la trabajas contigo misma. Por muy concienciada que estés o estemos podemos caer en una relación de maltrato. Yo particularmente nunca la he vivido, pero la realidad es que de las puertas de una casa para dentro muchas veces o en la mayoría de ocasiones nada tienen que ver con lo que se ve o se quiere mostrar al mundo.
Como os decía en el curso de Promotoras en el Espacio de Igualdad Dulce Chacón -por cierto muchas gracias a todas las profesionales que han dedicado su tiempo y esfuerzo para que aprendiéramos y tuviéramos la confianza de preguntar y hablar lo que nos fuera surgiendo- estuvimos viendo Los mitos del amor romántico, que nos ha hecho creer cosas como:
- "Cuando hay amor todo se supera".
- "Si te quiere, cambiará".
Muchas frases que nos llevan acompañando durante muchos años y que llevamos tatuadas con relatos como cuentos, películas, referentes o modelos de nuestras propias familias, que han ido creando una forma de ver y entender el amor, que puede llevar a situaciones donde no hablamos de amor, sino control, posesión, maltrato...
Todo este post surge de un escena de la película A3 metros sobre el cielo, una película que a muchas nos hizo volar, pero que una vez pasan los años y la ves en la distancia vas desentrañando ese mensaje machista y hasta violento hacia las mujeres. Y entenderme no quiero entrar en valoraciones sobre la película y mucho menos sobre Mario Casas porque es un actor que me encanta, sino sobre la apología del amor que todo lo puede.
Primero vemos como un chico para llamar la atención de una chica la tiene que faltar el respeto, llamándola fea, y aquí ya la primera ostia de realidad, si un hombre se acerca a ti con esas formas, no te equivoques no les gustas, te trata como un objeto.
Segundo, el actúa de manera violenta y te dice: "esto lo hago porque tú lo has provocado", no provocáis a nada ni a nadie, cuando alguien es violento lo hacen falta excusas, trata de echar a otra una responsabilidad que es exclusivamente suya.
Tercero, vemos como se va acercando a ella con métodos como la humillación y el menosprecio, y aquí me repito, si le gustas no te tratará así nunca. Dejemos de lado la normalización de una violencia como "herramientas de ligar".
Antes de ver la escena, hubo una premisa muy importante que nos lanzaron antes de opinar, y es que retrocediéramos unos años, no opináramos desde nuestra situación y años actuales. Eso me hizo hacer un retroceso de sentimientos y emociones que me transporto a esos 15 o 16 años donde no estaba nada bien. Inseguridad, fragilidad, debilidad, era una chica muy vulnerable a la opinión de otros y otras, las circunstancias que estaba viviendo en el colegio eran muy desagradables y esos años fueron un tormento y esa autoestima que todavía con casi 37 años trabajo de forma diaria. En esa época yo pensaba que el amor era ir por la calle y cruzarte con una mirada que te cambiaría la vida.
Ilusa ¿No? Pensaba en esa Natalia que tenía un autoconcepto de sí misma muy pobre, si a mí me hubiera llegado un tipo como el de la peli: guapo, que está bueno, en chupa de cuero y ya ni te cuento si viene en moto, y me llama fea, se me hubiera dado la vuelta al corazón, porque oye un chico así se molesta en mirarme y hasta hablarme, aunque sea faltándome el respeto y pisando esa autoestima ya de por si dañada. Todo esto se debía como os decía al pobre autoconcepto de mí misma y a una falta total de una poca trabajada autoestima. En el colegio, contra más me revolvía contra esas faltas de respeto de compañeros y compañeras, más me dañaban y más pequeñita me sentía. Por lo que era carne de cañón de una relación insana.
Muchos relatos literarios y visuales nos muestran a tipos con un pasado oscuro que les hace ser violentos, pero oye como el amor de una chica les cambia. Perdonarme que os diga, pero eso no es amor, nosotras no podemos ni debemos ser madres o psicólogas de hombres, debemos ser sus parejas. Habrá momentos malos y discusiones como en todas las parejas pero la gestión de éstos nos indicará el rumbo de esa relación. No hay que tener que aguantar, porque en contra de ese mito horrendo "el amor todo lo puede", como dice Pamela Palenciano en el título de su libro: Si es amor no duele.
El amor no duele, no te hace llorar, no te hace sentir pequeña o grandiosa por tener a un hombre maravilloso en tu vida, porque nosotras somos maravillosas. No caigamos en esos mitos y relatos que tanto daño hacen, formémonos en género, exijamos una educación basada en la coeducación y valores tan vitales como la igualdad, trabajemos la autoestima desde edades muy tempranas, dotémonos de herramientas para que no llegué un chulo en moto insultándonos y creamos que nos ama, porque no es así.
Cambiemos el cuento y quizás dentro de unos años la historia cambie.
Hola!yo creo que he tenido todos y cada uno de los mitos románticos que enumera. Como tú,en la adolescencia no sabía ni lo que significaba la palabra autoestima. Ojalá y me hubieran educado en eso, a quererme. Me hubiera quitado muchos imbéciles del medio, pero yo sigo mi aprendizaje a los 36 años y creo que voy por buen camino. Muy buen articulo ����
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