Con 16 años viví una experiencia que con los años podría denominar como traumática. Mis padres no podían pagar la cuota del colegio al que iba, por lo que estuve desde enero hasta junio metida en casa sin ir al colegio y sin que éste buscará o nos ayudará a encontrar una alternativa. Unos meses muy duros, de cerrazón ya no solo física sino emocional porque no veía a nadie por vergüenza tanto mía como con los años he llegado a aceptar de mis padres, que sentían pudor de que les preguntarán porque estaba en casa.
La única ayuda que tuve esos meses hasta que comencé en el IES Beatriz Galindo, el cuál me cambió la vida, fueron los libros. Un día estirada en el salón de mi casa, miraba los libros de mi madre que siempre me habían llamado la atención y vi dos:
- La casa del Tío Tom.
- El coronel no tiene quien le escriba.
Y así sin pensar cerré mi etapa de lecturas juveniles, para comenzar lecturas "maduras" leyendo por primera vez a uno de los autores de mi vida, Gabriel García Márquez. Disfruté y sufrí con ese coronel y cuando lo terminé, acepté que la situación que estaba viviendo iba a ser menos dolorosa porque los libros formarían parte de mí para los restos.
Con el esguince del pie, leyendo y leyendo recordé El coronel no tiene quien le escriba y volví a coger esa pequeña novela entre mis manos, la olí y vi como el paso del tiempo había transcurrido por sus páginas amarillentas. Y me volví a zambullir en sus páginas y esa peripatética historia en la que un antiguo coronel de Aureliano Buendía, ve pasar la vida mientras la pensión no le llega.
"El coronel no tiene quien le escriba fue escrita por Gabriel García Márquez durante su estancia en París, adonde había llegado, a mediados de los cincuenta, como corresponsal de prensa y con la secreta intención de estudiar cine. El cierre del periódico para el que trabajaba le sumió en la pobreza mientras redactaba en tres versiones distintas esta excepcional novela, que luego fue rechazada por varios editores antes de su publicación.
Tras el barroquismo faulkneriano de La hojarasca, esta segunda novela supone un paso hacia la ascesis, hacia la economía expresiva, y el estilo del escritor se hace más puro y transparente. Se trata tambien de una historia de injusticia y violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar la llegada de la carta oficial que responda a la justa reclamación de sus derechos por los servicios prestados a la patria. Pero la patria permanece muda..."
Un libro que recordaba vagamente, pero que disfruté como si fuera la primera vez.
Un libro con el que sentí lo conectada y lo mucho que siempre me ha gustado Gabriel Gª Márquez desde aquella primera lectura.
Un libro que me conecta con mi ser más puro e irracional, con ese que necesita de forma imperiosa siempre tener un libro en las manos.
Un libro que me recuerda que la lectura es mi mejor terapia.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y espero veros mañana :) :) :) :) :)