Muchas son las cosas que había leído y oído sobre la película que siento este domingo que gano el último Festival de Cannes, Titane. Pero nada como la experiencia propia para forjarte tu propia opinión. Ana de las Tejas verdes no es, no os voy a engañar, pero ese lado poco humano poco empático y salvaje en una mujer me gusto, y eso que la película es poco agradable a la vista.
Adrien Legrand vuelve a dar señales de vida desde que desapareciera hace diez años. El niño con la cara magullada y con signos de violencia es descubierto misteriosamente en un aeropuerto. Para su padre, Vincent, esta supone el final de una larga pesadilla de la que aún no ha llegado a recuperarse. Juntos regresan a casa, sin embargo, tras el regreso de Adrien comienzan a tener lugar una serie de crueles asesinatos en la zona.
Es una película despiadada, donde no se ve ni un atisbo de humanidad. Tira de violencia extrema y dureza en lo visual, pero a mi me gusto la imagen alejada de mujer dulce, empática, no amante de la violencia... No justificó para nada esa violencia, pero soy de las que piensan y defienden que las mujeres podemos ser malas y asesinas. Que para eso esta la justicia.
Detrás de todo ese ambiente donde el corazón te late fuertemente, se puede llegar a ver la fragilidad humana, como puede haber un momento donde un pequeño halo de luz asome y no te cambie pero te de algo de humanidad.
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