Una obra que ya os adelanto veré, porque los Reyes Magos nos dejaron las entradas a mi chico y a mí.
¿Dónde? En el Teatro María Guerrero.
¿Hasta cuándo? desde el pasado 9 de febrero hasta el 31 de marzo.
Como sabemos La casa de Bernarda arranca con una muerte y termina con otra. La muerte del padre abre el reinado despótico de Bernarda, que produce al final la muerte de su hija más joven, símbolo de vida, libertad y sexualidad. Bernarda es la encarnación de un sistema de normas sociales. Es su brazo ejecutor y también su víctima.
"La humanidad de Bernarda está en el deber cumplido de proteger a sus hijas de la ruina que pueden producir los impulsos sexuales en el contexto social que habitan. El miedo a caer en el ostracismo la lleva a aplicar de manera paranoide las mismas restricciones que cayeron sobre ella desde su infancia. Bernarda también fue una Adela. Es una Adela muerta en vida. Es una mujer con una herida tan grande que solo ha podido encontrar la solución tomando el relevo de sus agresores, Bernarda y su casa con la metáfora de una sociedad aterrorizado.
La casa de Bernarda Alba podría contarse desde la postura de Bernarda como la historia de una mujer que quería lo mejor para sus hijos. Una madre pragmática, realista, que conocía el mundo en el que vivía y que no duda en usar toda su energía para frenar los impulsos anárquicos del instinto sexual. Una mujer consciente de la dureza de las normas sociales y del juicio dogmático de sus vecinos.
Desde la postura de Adela, La casa de Bernarda Alba, podría contarse como una pesadilla en la que una madre paranoide, deshumanizada y sin empatía encierra a sus hijas para guardar un luto absurda de 8 años que puede acabar con la vida de todas. Suele ser frecuente escuchar que todo el mundo está con la postura de Adela pero ¿Cómo puede ser, si la violencia machista que sufren las mujeres en La casa de Bernarda Alba es igual a la violencia machista que sufren las mujeres hoy, en nuestra realidad? ¿Hasta qué punto no vivimos todas en una casa en la que hay más Bernardas y Bernardas de las que pensamos?".
Como os he contado en otras ocasiones esa frase del final: SILENCIO, lleva persiguiéndome toda la vida, tanto que hace casi una semana me la tatúe en una mano izquierda el pasado domingo. Así para siempre Federico estará en mi piel.
Besos enormes rinconeros y rinconeras y recordar: Federico vive :) :) :) :) :)
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