Como he leído en una página de internet, "Doña Rosita, es la vida mansa por fuera y requemada por dentro de una doncella granadina que poco a poco se va convirtiendo en esa cosa grotesca y conmovedora que es -o era- una solterona en España. Cada jornada de la obra trascurre en esa época distinta, desde fines del siglo XIX hasta los felices años 20 del S. XX.
Mientras el tiempo huye irremediablemente, son los otros los que hacen solterona a una mujer que se pregunta de manera abierta si es que no tiene derecho a respirar con libertad. Aunque se presenta y articula como una comedia, en realidad es un drama, el drama de la cursilería española, de la mojigatería, del ansía de gozar que las mujeres han de reprimir por fuerza en lo más hondo de su entraña enfebrecida".
Doña Rosita es un personaje que para cualquier actriz sería como comer ese plato o dulce con el que te relames. Dentro de ese pecho y cuerpo donde acto tras acto vemos el paso del tiempo, se quema una mujer que lo único que deseaba es vivir esa vida que se espera de una mujer: ser deseada, casarse, tener hijos o hijas, formar una familia... A través de escenas y diálogos podemos entrever con algo de humor la verdad que esconde Rosita, a la cuál le han partido el corazón. Lo vive con vergüenza y guardado en el cajón más oculto de su armario, porque claro al ser una mujer, está muy mal visto, aunque al hombre haya sido el peor de los canallas.
Lorca tenía la gran virtud de mostrar esa España nuestra de hace poco más de un siglo, a través de la belleza de las palabras y la cruenta realidad que pasaban muchas mujeres que veían sus vidas pasar siendo objetos decorativos y no sujetos activos de su día a día.
No se si alguna habéis leído esta obra maravillosa, pero de no ser así, ponerla en vuestras manos y disfrutar del dolor y las coplillas que en ella se van cantando. Y si como yo, ya la habíais leído, volver a hacerlo, porque es una poesía dramatizada, y siempre en cualquier momento y situación Lorca es una de las mejores compañías.
Espero no dejar pasar una década para volver a poner a Federico en mis manos. Muchos besos rinconeros y rinconeras y muchas gracias por haber compartido conmigo desde hace tres semanas los dramas de García Lorca. Hasta mañana.
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