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sábado, 17 de abril de 2021

37 vueltas al Sol

 


Me vais a permitir que hoy que cumplo 37 vueltas al Sol, comience este post con una de las canciones que más me gustan. Cuando era pequeña una de mis aficiones favoritas era bailar encima de los pies de mi yayo, y entre las miles de canciones que bailamos él y yo, recuerdo está con mucha fuerza. Cada vez que la escuchó, me transportó a esos pies que me dieron seguridad, cariño, comprensión, disciplina, pero sobre todo me regalaron mucho amor. Soñaba que cuando fuera mayor, si me casaba, bailaría esta canción con él, por desgracia mi yayo hace casi 14 años que nos dejo, pero no hay ni una sola vez que la escuché, la bailé, la sienta y la disfruté como aquellas veces de la niñez.

A las 12:10 del 17 de abril de 1984 nací en la maternidad de la Calle Maiquez, después de casi 30 y pico horas de parto, Maribel me regaló lo más valioso, la vida. Y es increible como he aprendido a valorarla este último año. Es verdad que siempre la he tenido muy presente, porque a los pocos días de nacer y hasta los tres años tuve que estar entrando y saliendo de hospitales, y a Maribel y Pedro mi padre- les dijeron que esa pequeña no llegaría ni al año, y aquí me siento en estos momentos con vosotros y vosotras, con los recién estrenados 37 y dando gracias a esa vida que tantas veces nos duele y nos hiere.


Gracias por permitirme caminar por los mil y un caminos que estoy transitando. Este último año como para muchos y muchas ha sido terrible en muchos aspectos de mi vida,  pero en el fondo, no tengo derecho a quejarme, comó todos los días, puedo pagar las facturas y cada día que me despierto, respiro.

Echo terriblemente de menos trabajar, pero este año no ha caído en un saco roto, todo lo contrario, estoy haciendo muchas cosas que me gustan dentro de las cuatro paredes de mi casa y aprovechó todo el tiempo del que dispongo para decirle a la gente que quiero lo importante que son para mí. Estoy guardando en un cajón imaginario todos los besos y los abrazos que no he dado, y que estoy segura que aunque tarde más de lo esperable, volveré a dar.

En este año ha llegado gente a mi vida, personas que conocía de antes, pero que en estos tiempos que nos están tocando vivir, han sido y son muy importantes para mi. Poder coger el teléfono en un momento de angustia y nervios y que te lo cojan, es una suerte.

Un año donde sigo formándome, porque así soy, "la eterna estudiante", y cuando algo me gusta y apasiona le dedicó todas las horas del mundo, porque se que será productivo para un futuro. Ayer me enteré que de nuevo el Ayuntamiento de Madrid ha convocado unas oposiciones a las que me puedo presentar porque son de lo social, y ya tengo los ojos y futuras fuerzas en ella.

Por eso a pesar de todo, puedo dar las gracias:

- Por cada día estar aprendiendo cosas nuevas o reforzando otras que tenía aparcadas.

- Puedo dar cada día un beso a mi madre y estar viviendo con ella en esos baches de salud inesperados, pero no hay miedo, porque estamos juntas y podemos contar con mi pareja.

- Todas las noches cuando me acuesto me dicen: te quiero.

- Sigo viviendo la vida con los y las que quiero, no tan cerca como me gustaría, pero están ahí, y eso es lo que cuenta.

- Descubro a cada momento facetas mías que o desconocía o no quería admitir, y aunque algunas no son todo lo buenas que me gustaría, estoy aprendiendo a convivir con ellas y ver de qué forma las puedo gestionar sin que eso me dañe ni a mí ni a los que me quieren.

- Estoy dedicando tiempo para mí, escuchando mi cuerpo y mi cabeza, teniéndolos presentes y disfrutando de todas esas aficiones que en este último año se han convertido en salvavidas: escribir, ver una película o serie, leer.

- Disfruto como si fuera una niña pequeña cuando me quedo sola en la cocina y me pongo a bailar como si fuera yo a ir al programa de The dancer.

- Voy aceptando las nuevas curvas de mi cuerpo.


- Me he reconciliado con aquella cicatriz de mi cuerpo que me recuerda a diario que la vida me regaló otra oportunidad.

- Reconozco, reafirmo y siento orgullo, por reconocerme feminista. Estos últimos 365 días han sido de refuerzo, constante cuestionamiento, mucho aprendizaje, enfados... pero también sentimientos de pertenencia a algo que me hace sentir a gusto en este mundo en el que vivimos.

- Soy una privilegiada de poder vivir el amor con un hombre tan increíble que a veces le miró y pienso ¿Me lo merezco? Y al instante me contesto, pues claro. La vida nos tenía preparados la sorpresa de encontrarnos y poder ir andando juntos. 


- Antes de que estallará todo y después de mucho tiempo, decidí volver a ver a alguien muy importante, mi padre. Y después de todo este tiempo, sé que tome la decisión correcta, en el momento que yo me sentía reconciliada y la verdad es que tengo unas ganas locas de que esté vacunado y poder ir a Munébrega y darle un abrazo.

- No hay distancias que borre el amor, y carece de importancia que mi prima, mi niña, mi amor, esté nunca mejor dicho en la otra punta del mundo, porque ese lazo invisible que nos une es fortísimo.

A mis 37 no les pido nada, solo que me deje seguir llorando, bailando, cantando, enfadando, odiando, riendo, amando... cada día. Soy de las que creen que cuando ya has caído a lo más hondo, más abajo ya no puedes ir, por lo que o te mantienes o vas subiendo, y, siento que esa subida definitiva llegará y que todo lo que voy plantando florecerá.

Así que muchos besos rinconeros y rinconeras y gracias por cada click, este blog es uno de mis más fieles compañeros de vida. Me despido de vosotros y vosotras con una canción que me recuerda que los buenos momentos volverán, y esos besos y abrazos sabrán a tortitas con chocolate.



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