Escucho esta canción y siento bajo mis pies los de él, los de mi yayo bailando en el salón de la casa del Barrio de la Concepción, y ese sentimiento lo tengo registrado como uno de los más felices de mi niñez, porque sabía que encima de esos pies nada malo me podía pasar, no podía sufrir, porque si alguien me ha querido ha sido él, y si hay alguien a quien siga queriendo es sin duda, él.
El libro de la selva era una de nuestras películas favoritas juntos, hace unos días la vi en la soledad de mi habitación pero con esos pies que os contaba debajo de los míos, y jolines rinconeros y rinconeras la disfruté como la primera vez.
Tras la muerte de sus padres, Mowgli, un niño muy pequeño, apenas un bebé, queda abandonado en la selva y es recogido por una manada de lobos. En el seno de la manada, Mowgli es criado como un lobo más hasta que crece y empieza a desenvolverse por si mismo en la selva. Hasta que llega el día que la manada tendrá que tomar una decisión difícil Mowgli debe regresar con los humanos.
Con una banda sonora sencillamente perfecta, la película nos va enseñando el camino de vuelta a casa de Mowgli, pasando por diferentes etapas y donde el valor de la amistad sin entender entre humanos y animales cobra una alta importancia.
No se si la habéis visto alguna vez, pero si la respuesta es sí, volver a verla y si es no ¿A qué esperáis?
Y antes de deciros adiós, si seguís en casa como yo bien teletrabajando o en ERTE, os propongo una pedazo de película que hoy llega a Netflix: El árbol de la sangre de Julio Medem.
Os dejo el link del post que escribí cuando la fui a ver en noviembre de 2018: https://detounpoquito-natty.blogspot.com/2018/11/sentimientos-prueba-de-dolorosas.html
Muchos besos rinconeros y rinconeras y espero veros mañana por aquí con el post de una gran mujer
:) :) :) :) :)
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