Cuando estudiaba 2º de Bachillerato en el IES Beatriz Galindo de Madrid tuve una profesora de Lengua y Literatura -de la que no recuerdo su nombre- que nos hizo leer mucho y bien. Durante el curso debíamos leer artículos periodísticos, ensayos, novelas y, por supuesto teatro. Ella te daba varias opciones y tú elegías y luego lógicamente debías hacer un trabajo. Fue un año de muchas lecturas y entre ellas la primera vez que tuve en mis manos La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca, o como le he oído toda la vida a mi madre decir "su chico".
Ese impacto en esa primera vez, ese silencio, esa violencia verbal, ese miedo, esa rectitud, esa palabra que me persigue y que me terminaré tatuando: Silencio.
Cada dos años es una obligación cogerme las obras de teatro de Lorca, volver a leerlas, revisarlas y os aseguro que en cada lectura saco un detalle nuevo que desde hace más de 20 años se me pasa por alto.
Cuando estudié teatro soñaba con que llegará el momento de hacer un acercamiento a esa casa, pero de momento -porque es un sueño aparcado que no olvidado- ha quedado reservado.
Llevo más de 20 años preguntándome ¿Qué sería de la vida de esas mujeres después de ese bastonazo en el suelo y esa palabra, silencio?
¿Cómo será la vida de encierro, dolor y angustia de esas mujeres después de los hechos de la última noche?
¿Cómo llevará Bernarda esa casa? ¿Seguirá enterrándolas en vida o no dejará que pase ni el frescor de la noche?
Desde hace un tiempo llegó al Teatro Lara de Madrid la obra que os siento este martes, Bernarda y Poncia, y no ha sido hasta pasados unos días cuando siento que me puedo poner escribir sobre la barbaridad que vi y sentí esa última función de la tercera temporada en plena ola de calor madrileña. Y ahí sentí muy vivas las palabras del personaje de Lorca en el capítulo del Ministerio del Tiempo, "entonces yo gané".
"La acción se encuadra ocho años después de la muerte de Adela, la hija menor de Bernarda Alba, transcurre durante doce horas de un día de verano, entre el amanecer y el atardecer, donde dialogo a dialogo de nuestros personajes se van desvelando los secretos de una familia marcada por la tragedia. Resolviendo los conflictos que existe entre los personajes, hasta volcar las emociones una sobre la otra desde una edad temprana hasta a ancianidad".
Como dice la sinopsis del Lara: es un spin-off lorquiano marcado por la tragedia familiar y que desvela en un caluroso día de verano los secretos que se guardan ambas mujeres en eterno luto ¿Qué pasa con el resto de hijas de Bernarda? ¿Dónde está Martirio? ¿Qué esconden de aquella trágica noche? ¿Todo es lo que parece en esa casa?
No hay comentarios:
Publicar un comentario