Un fin de semana cualquiera de este pasado mes de agosto en plena ola de calorazo extremo mirando la galería de guardadas en Filmin decidimos ver la serie que os siento este miércoles a la vuelta del trabajo, y la sorpresa fue tremenda. Un golpe de aire fresco que estábamos necesitando ver, en la que te lo pasamos bien, aprendes que el respeto por el medio en el que está rodada se convierte en una constante, Los Durrell.
Si, la serie tiene unos años, pero hasta hace un mes no hemos visto esta total joya.
Situada en 1935, la serie se inicia cuando la inglesa Louisa Durrell, cuya vida comienza a derrumbarse después de la muerte de su esposo, toma la radical decisión de buscar un nuevo destino para su familia cuando sus opciones a finales de la década de 1930 parecen estar limitadas a sufrir hambre o casarse con un hombre mayor y rico, preocupada también por el hecho de la vida de sus cuatro hijos, cuatro patas de una misma mesa, totalmente diferentes, pero a los que les une un gran sentimiento, la familia:
- Larry: un joven que sueña con ser escritor. Y ante el que yo me rindo, que personaje, que interpretación, que derroche y vaya final de serie con la sorpresa de su personaje.
- Leslie: un "desgraciado" amante de la vida y las armas.
- Margo: la chica de la casa que sueña con encontrar un hombre pero que se encuentra con la lucha por su propia libertad, su propio ser, sin ser dependiente de nadie.
- Gerry: el más pequeño que muy pronto desarrolla en su nueva casa un amor profundo por los animales, que te va imprimiendo capítulo a capítulo.
En ese cambio, Louisa se enrumba a Corfú, y aunque al inicio las cosas no van bien para la familia -como sabéis todos los comienzos son difíciles- teniéndose que acostumbrar a su nueva vida totalmente alejada de la rectitud británica, poco a poco irán aceptando su nuevo hogar, enfrentándose a un nuevo conjunto de desafíos, mientras que en el proceso descubrirán a nuevos amigos, rivales, amantes y animales.
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