Siento el mismo miedo y repulsión cuando recuerdo llegar a la parte de la mutilación de Waris Dirie en su libro La flor del desierto. Me vino una arcada a la garganta y me tuve que bajar del metro para vomitar en una papelera, porque no me cabía ni me cabe en la cabeza que una tenga que ser sometida a tal práctica, tal maltrato, tal vejación y mutilación del cuerpo de una mujer.
Hoy 6 de febrero se celebra el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina (MGF), y quería sentarme para compartirlo porque ésta, no nos es tan lejana, son muchas las niñas que viven en este país que son sometidas a ellas llevándolas a sus países de origen, porque espero y deseo que en nuestro país no se permita y si se tiene la leve sospecha que una niña ha sido víctima de esto sea investigado y juzgado como el delito que es.
Esta MGF es una práctica que implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos y que internacionalmente es reconocida como una violación muy grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.
Puede causar complicaciones de salud a corto y largo plazo, incluido dolor crónico, infecciones, sangrados, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto, infecundidad y, pudiendo llegar a la muerte.
Hoy es un día clave para poner sobre la mesa la concienciación y la movilización de la sociedad acerca de la importancia que la educación y el trabajo comunitario tienen para proteger a las niñas de una práctica dantesca.
¿Por qué se practica?
Las familias lo permiten porque así protegen el honor de la familia y los intereses de sus hijas. En las comunidades en las que se practica, las familias que se oponen a la MGF ven como sus hijas son discriminadas y repudiadas por su comunidad, lo que impide sus posibilidades de desarrollo, o quizás y sin quizás, no poder casarse, porque los hombres solo toman por esposas a mujeres -por no decir niñas- que hayan sido sometidas a esas prácticas.
Es una monstruosidad que como os he dicho al principio no nos es tan ajena, debemos ir con los ojos bien abiertos y no consentir que ninguna niña sea sometida a tal sufrimiento, porque no es solo el dolor físico y hasta la muerte que pueden padecer, sino que debido a las distintas prácticas los problemas en el futuro se pueden agravar.
Vigilemos e involucrémonos en prevenir esta MGF, y denunciemos que en este mundo que habitamos tales practicas no deberían ser consentidas, programas educativos son primordiales en los territorios donde se practica.
En verano os senté un documental que trataba sobre esto, La manzana de Eva y de nuevo os lo recomiendo, lo podéis encontrar en Netflix.
UNICEF trabaja en dos frentes a la vez en cuanto a la MGF: A nivel institucional para influenciar en que las políticas, la legislación y el presupuesto promueva el abandono de la MGF y a nivel comunitario, apoyando a sus aliados locales en su trabajo para ayudar a las comunidades a acabar con esta practica tan dañina.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y pongamos los ojos bien abiertos, la vida de una niña puede depender de esa ape
Luego os veo con otro documental.
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