En su momento cuando llegó a Netflix no me llamó la atención, pero después de unos días mi chico me dijo "no entiendo que a ti te gusta Karaté Kid, no estés viendo esta serie"...
Claro mi cara fue un poema, porque no entendía nada, hasta que me puse a leer la sinopsis y claro alguien inundó mi cabeza de recuerdos, mi yayo, porque le encantaba la película. Y también recordé a mi padre porque hemos pasado muy buenas tardes con esa frase como fondo "dar cera, pulir cera".
30 años después de sus enfrentamientos final en 1984 en el torneo de Karate All Valley, Johny Lawrence está en un momento mala de su vida. Sin embargo, tras ayudar a Miguel, un niño que sufre bullying, Johny decide volver a abrir el dojo Cobra Kai.
El problema es que esté vuelve a desatar la rivalidad con Daniel LaRusso, que ahora es un hombre de negocios felizmente casado, pero al que le falta algo tras la muerte de su mentor, el señor Miyagi.
No os voy a engañar, en muchos momentos, parece una guerra de machotes a ver quien mea más lejós, pero ¿Qué era en el fondo Karate Kid?
Sí, si, dota a chicos y en este caso chicas de herramientas físicas para defenderse, pero cuando eso es tomado como una rivalidad, como un enfrentamiento y llevando a víctimas y verdugos a cambiar de forma constante de rol ¿Qué hay de nocivo detrás de esa práctica?
Pero el lado sentimental me gana y ha hecho que devoráramos las dos temporadas que subió Netflix.
Al fin de al cabo es un formato que es entretenido y que a los que nacimos en los 80 y crecimos con esa historia donde el karaté, el respeto y los valores prevalecía, termina enganchando, porque habrá nuevas caras, pero la rivalidad entre aquellos dos chavales jóvenes sigue muy muy latente.
A ratos el tono se asemeja a la comedia, nada en ella lo es, porque el fondo vuelve a ser turbio y de sucia actualidad: el acoso escolar dentro de las aulas, que es, ha sido y si nadie pone las ganas y el empeño en prevenirla y educar, seguirá siendo una de las pandemias del siglo XXI, que por supuesto no son solo sanitarias.
No solo han crecido los personajes de aquellas peleas y campeonatos sino que las historias, los sentimientos, los rencores, las emociones, el dolor y el amor crece y crece sin coto.
¿Habéis visto Karaté Kid? ¿Habéis visto Cobra Kai?
No lo dudéis verla, y reflexionar sobre el gran meollo de ella, y es que si crecemos con rencor podemos llegar a ser personas muy insanas, incapaces de crecer en lo emocional y sujetos a un pasado que nos ancla al dolor.
La segunda temporada ha terminado de una forma totalmente sorpresiva, así que yo ya ando esperando la tercera con ganas e ilusión. Gracias a mi yayo por haberme dejado tantos sentimientos en el corazón, y a mi padre por la ilusión y esperanza de lo que nos queda por vivir.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y espero que hayáis disfrutado de este fin de semana, mañana os veo, y recordar cuidaros mucho por favor.
:) :) :) :) :)
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