Cuando quedaban unos dos meses para mi cumple, mi amiga Irene me mandó un audio de Whatsap en el que me dijo: Naty por tu cumple te voy a regalar un tatuaje, para que nos lo hagamos las dos, así que aceptó ideas para ir dibujando lo que queremos...
Para antes de mi cumple, Irene me mando un símbolo y lo que significaba, y según lo leí, lo tuve claro, era lo que nos teníamos que hacer. Los días pasan y se acercaba el Día del Libro, así que coja y con una muleta me fui a la Librería Taiga a comprarle un libro a David y cogerme el que me iba a regalar él. Y ahí me encontré de cara el símbolo que me había mandado Irene en el libro de la última ganadora del Premio Nobel de Literatura, Han Kang, La clase de griego.
"En Seúl, una mujer asiste a clases de griego antiguo. Su profesor le pide que lea en voz alta pero ella permanece en silencio; ha perdido la capacidad del lenguaje, así como a su madre y la custodia de un hijo de ocho años. Su única esperanza de recuperar el habla es mediante el aprendizaje de una lengua muerta.
El profesor, que acaba de regresar a Corea después de pasar media vida en Alemania, se encuentra dividido entre dos culturas y dos lenguas. También él afronta pérdidas: su vista empeora irreversiblemente a cada día que pasa, y convive con el miedo de saber que, cuando llegue la ceguera total, perderá toda autonomía.
Con una belleza inusitada, las voces íntimas de estos dos protagonistas se intercalan y se cruzan en un momento de desesperación. ¿Será posible que encuentren en el otro el modo de salvarse, que la oscuridad dé paso a la luz y el silencio a la palabra?
La aclamada autora de La vegetariana indaga en la pérdida, la violencia y la frágil relación de nuestros sentidos con el mundo para brindarnos una carta de amor a la filosofía, la literatura y el lenguaje, pero, sobre todo, a la esencia de la conexión humana y de lo que significa sentirse vivo":
Un libro tranquilo.
Un libro silencioso.
Un libro en donde dos personas se encuentran y no sabes cuando se van a cruzar.
Un libro que tiene como uno de sus temas centrales el aislamiento: tanto elegido como "impuesto" por la sociedad.
Una novela que me leí desde la calma de mi casa, porque allá por el mes de abril andaba con escayola y muletas. Y habló de abril y parece que ha pasado un mundo, un mundo alegre por la boda pero triste por la ruptura que nos han provocado en el trabajo. Un mundo que desde La clase de griego se nos muestra otra cultura, otras formas de ser y actuar.
Un libro que os recomiendo y aunque he tardado en compartir por aquí, no me he olvidado y se que es de esos que dentro de un tiempo, volveré a coger de la estantería del salón. De momento este verano tengo en mente que en la maleta irá La vegetariana de Han Kang, así que ya os contaré.
Un beso muy fuerte rinconeros y rinconeras, y en este lunes de decisiones y emociones muy encontradas me quiero despedir de vosotros y vosotras con el sueño que cumplí el sábado viendo a Amaral en directo desde el Movistar Arena, lo que será siempre el Palacio de los Deportes.
Haber cumplido el sueño de aquella adolescente que fui oyendo en directo al grupo, me ha proporcionado paz, porque además lo pude vivir al lado de Irene. Un concierto que pensamos hace un año, que llegó de sorpresa pero que nos ha proporcionado un festival de emociones y sentimientos, que hoy lunes, todavía yo por lo menos, estoy tratando de digerir.
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