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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Mon dieu: Edith Piaf

Hace unos meses escribía aquí en este rincón sobre las veces que andaba escuchando y deleitándome con un disco que tengo de Edith Piaf que me regaló mi madre hace alrededor de cinco años.

Porque esa voz rota, triste a veces melódica a veces fuerte, dulce e inquietante me acompaña muchas mañanas en casa, cuando estoy triste, cuando estoy alegre, cuando estoy que no estoy, porque Edith es una de las mejores compañeras de alcoba de las que disfruto (además de mi chico, claro :O)


Da igual el momento de día que sea, por la mañanita temprano para tener un bonito despertar...

Por la tarde para tener un dulce y delicioso medio día....

O por la noche para disfrutar de una velada bajo los acordes de este alma y corazón de la música francesa que fue la señora Piaf, porque no es ninguna sorpresa que su vida tuvo todos los puntos feos de lo que puede padecer alguien, pero su música la salvó y a nosotros y en este caso a mi, dejo un reguero de letras preciosas que sientes que te van a acompañar toda la vida, haciendo de ésta algo más bonito.

Y que mejor homenaje a París en este semana y este día de tantas lágrimas y dolor que dejar por aquí una canción de uno de sus estandartes y referencias de ese París que en la distancia amo y sueño con un día visitar, subir a la Torre Eiffel, pasear por Mon Mattre, ir a ver Notre Damme, posar mis ojos sobre cada una de las obras que encierra el Louvre, o hacerme una foto con Mickey Mousse en Disneylandia.

Que difícil era quedarse con una canción de esta heroína pero creo que Mon Dieu, es una de esas que te traspasa el corazón dejándotelo blandito y haciéndote sentir que tanto las alegrías como en las penas, con música y con la voz de Edith Piaf son mucho mejores....


¡Dios mio! ¡Dios mio! ¡Dios mio! Dejamelo
un poco mas
¡mi amante!
Un día, dos días, ocho días
dejamelo
un poco mas
conmigo.


El tiempo de adorarse
de decirselo
el tiempo de fabricar
recuerdos
¡Dios mio! ¡Oh sí...Dios mio!
Dejamelo
para que llene un poco
mi vida...


¡Dios mio! ¡Dios mio! ¡Dios mio! Dejamelo
un poco mas
¡mi amante!
Seis meses, tres meses, dos meses...
Dejamelo
por solamente
un mes...


El tiempo de comenzar
o de terminar
el tiempo de iluminar
o de sufrir
¡Dios mio! ¡Dios mio! ¡Dios mio!
Aunque me equivoque
dejamelo
un poco
aunque me equivoque
dejamelo
mas.


Y pensar que este espacio estaba pensado desde hace varias semanas.... que desagradables sorpresas nos da el mundo en el que vivimos y que bonita voz tenía esta gran señora de la música.

Así da gusto casi terminar el día de hoy.

Muchos besos rinconer@s y que la música os alegre el corazón....

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