Hoy me siento porque quiero compartir con vosotr@s un viaje muy especial para mi que hice este pasado miércoles a Oviedo (una ciudad que nunca había visitado) con la ONG donde trabajo, Edad Dorada Mensajeros de la Paz.
Pero para hablar de este viaje debería remontarme a muchos años atrás cuando por primera vez descubrí quien era el Padre Ángel.
Buceando en los recuerdos de mi vida, hace unos años (creo recordar que yo era menor de edad) hubo una hambruna tremenda en Argentina y en un reportaje del programa Madrid Directo (cuando todavía se podía ver Telemadrid) hicieron una serie de reportajes sobre un cura que tenía una asociación, que había viajado hasta allí para ver de primera mano y ayudar en la medida de sus posibilidades a los menores que morían por decenas diariamente debido al hambre.
¿Puede haber algo más irracional que un niño o niña muera de hambre?
Esa fue la primera vez que yo descubrí a este señor con una luz enorme y una sonrisa sincera y transparente que todavía ahora recordándolo me sigo emocionando muchísimo, porque creo que mi vida ahí sufrió un impacto grandísimo, porque cierto es que no he pasado una infancia fácil y no porque no fuera feliz sino porque en mi casa pasamos algunas necesidades de más y vi como había personas que ayudaban a otros y otras sin pedir nada a cambio.
Los años siguieron pasando y Mensajeros de la Paz se convirtió para mi en un referente de trabajo y entrega.
Los años siguieron pasando y hace casi unos tres años cuando terminaba mi certificado de profesionalidad de Dinamización Comunitaria, me puse en contacto con Mensajeros de la Paz para poder hacer mis prácticas allí, sin ninguna esperanza y expectativa de que me llamarán.
Pero cuál fue mi sorpresa cuando me contestaron a ese email una señora llamada Lucía Antolín que ha sido profesionalmente para mi una de las personas más importantes para mi, confiando en mi a ciegas, dándome la confianza para poder trabajar en aquello que me gustaba y me motivaba, sin conocerme de nada, ella vio algo en mi. Y no pasa un solo día que no la recuerde con cariño y sonrisas, porque aunque el tiempo que pasamos juntas por desgracia no fue el que me hubiera gustado porque la vida decidió llevársela guardo en un rincón de mi corazón esos meses, ese cariño, esas broncas, ese respeto y ese amor que ella me dio.
El día de mi cumpleaños hace un año que volví a Mensajeros, esta vez de la mano de "la jefa", una mujer empática, exigente pero que sigue reforzando mi trabajo, dándome esa confianza y ese refuerzo que siempre viene en todo trabajo. Que además me deja compartir cada día compartir espacios con unas personas excepcionales, trabajadoras, luchadoras, alegres que me enseñan cada día un nuevo aprendizaje.
Parece que os he contado algo muy largo, pero es que para llegar al miniviaje a Asturias de esta semana me sentía en la obligación de compartir mi camino en esta familia Mensajera en la que me siento feliz y plena laboralmente, trabajando con unas "personitas" que hacen que la exigencia siempre esté alta porque todo el trabajo y las horas merecen la pena cuando ves sus sonrisas, sus logros, sus avances, sus besos y esos abrazos diarios.
El miércoles un grupo de unas 40 personas partimos rumbo a Oviedo a horas muy tempranas :P para acompañar al Padre Ángel, un asturiano de pro a la inauguración de la plaza el honor al Cardenal Tarancón, un señor de la iglesia que se enfrentó al régimen establecido de la época para luchar por el bienestar de los asturian@s, sus reivindicaciones y sus luchas, echándose más de un enemigo.
Hace un par de años en una entrega de los Premios Príncipe de Asturias, el Padre Ángel habló con el alcalde de Oviedo sobre la injusticia de que este señor no tuviera una calle o una plaza en esasciudad tan importante para él, Oviedo.
La inauguración de la plaza, el recibimiento en el Ayuntamiento con unas palabras preciosas y llenas de sinceridad del alcalde de Oviedo, y, la visita a varias residencias de Mensajeros de la Paz tanto en Asturias como en León, que hacen un trabajo estupendo con pilares de nuestra sociedad, los mayores nos fueron llevando todas las horas del viaje, del que acabamos cansad@s, pero que yo volví feliz por:
- Poder compartir con ese referente que es para mi el Padre Ángel, un día tan especial para él.
- Poder compartir el día con la familia mensajera, tanto compañeras como voluntari@s que de forma altruísta comparten su tiempo y esfuerzo con nosotras cada semana, un día de risas, de carreras, de comilonas, de algún que otro cigarro..
Pero sobretodo un día de orgullo de que en mi pequeña medida pertenezco a esta gran familia en donde el trabajo por el otro y la otra es nuestra razón de trabajo siempre con la sonrisa y con las ganas de mejorar y poder hacerlo mejor, porque siempre se puede mejorar.
Gracias al Padre por regalarnos este viaje estupendo...
Gracias a mi jefa por darme la oportunidad de ir...
Gracias a mis compañeras que se quedaron cubriéndome para que yo pudiera hacer este viaje...
Gracias a todas a las personas con las que compartí ese día tan especial, una referencia muy especial a nuestras voluntarias de nuestro centro...
Gracias siempre a Lucía por haberme abierto la puerta de la felicidad laboral, mi corazón siempre tiene un recuerdo para ti...
Jamás había estado en Asturias, pero sentí de forma muy fuerte que en breve nos volveremos a ver con más tiempo y en otra compañía, quizás la mejor, la de mi amor.
Muchos besos rinconer@s y espero que hayáis disfrutado del fin de semana y que tengáis una buena semana, yo me despido de mi último finde con 33 años
:) :) :) :) :)
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