Es increíble pero ¿Cómo es posible que ninguna mujer hasta el siglo XIX haya hecho algún descubrimiento famoso, una novela de éxito...? salvo algunas excepciones que encima eran tachadas como hombrunas, poco femeninas o inadaptadas.
Como compartí hace unas semanas elegí como regalo del día de la madre ir con ella a ver el monólogo de Virginia Woolf Una habitación propia, entonces ¿Cómo no leer el libro?
En 1928 a Virginia Woolf le propusieron una serie de charlas sobre el tema de la mujer y la novela. Lejos de cualquier dogmatismo o presunción, planteó una cuestión desde el punto de vista realista, valiente y muy particular, una pregunta ¿Qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas?
Una sola respuesta, independencia económica y personal, es decir, Una habitación propia . Sólo hacía nueve años que s ele había concedido el voto a la mujer y aún quedaba mucho camino por recorrer.
Son muchos los repliegues psicológicos y sociales implicados en este ensayo de tan inteligente exposición; fascinantes matices históricos que hacen que el tema de la condición femenina y la enajenación de la mujer en la sociedad no haya perdido ni un ápice de actualidad.
Partiendo de un tratamiento directo y empleando un lenguaje afilado, irónico e incisivo, Virginia Woolf narra una parábola cautivadora para ilustrar sus opiniones. Un relato de lectura apasionante, la contribución de una exquisita narradora al siempre polémico asunto del feminismo desde una perspectiva inevitablemente literaria.
Nunca me canso de repetir que Virginia Woolf no era una enferma sino que el mundo en el que la tocó vivir la enloqueció, una mujer con esa valía, con ese talento, con ese don que no fuera tomada tan en serio como un hombre es cuanto menos denigrante. Así ¿Cómo no volverse "loca"?
Nos hace una reflexión muy valiente sobre el papel en la literatura que salvo excepciones como Jane Austen, el acceso de las mujeres a la literatura era harto complicado y la que lo intentaba era tratada como un ser extraño, o la que soñaba u osaba a comentarlo era castigada o vejada.
No se trata de odiar al género masculino sino que éste asuma o por lo menos los que a día de hoy nos siguen considerando seres inferiores, que somos la mitad de la población y tenemos tantos derechos y deberes como ellos, tanta valía como ellos, tanta inteligencia como ellos... y un sin fin de cosas más.
Pero que razón tenía Virginia cuando lanza la pregunta ¿Qué prefieres 500 libras al año o el derecho al voto? Por supuesto el dinero, porque éste nos da algo muy importante que es libertad, de elegir, de pensamiento y de tener una propia habitación donde desarrollar nuestras ideas con libertad sin que nada ni nadie interfiera en ellos.
¿Lo habéis leído?
En unos momentos en los que el machismo es como una mala plaga, es cuando más en valor debemos poner nuestra importancia en la sociedad y recordar y leer a todas aquellas valientes que han luchado por conseguir nuestra "libertad".
Muchos besos y hasta mañana rinconer@s :) :) :) :) :)
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