Siempre que Blanca Portillo está sobre las tablas es momento de júbilo y admiración por parte del público que ha tenido o tiene suerte de verla.... Hace unos meses vi que la primera obra de teatro dirigida por el goyarizado director de Pa Negre, Agustí Villaronga iba a ser el monólogo El Testamento de María, pero lo que me dejo perpleja de ansiedad por verlo era que la actriz que lo iba a llevar a cabo era Blanca Portillo.
Y que os voy a decir, yo que tuve el placer de verla hacer de Medea en Mérida y pienso que es un animal escénico, por supuesto todo en el buen sentido de la palabra. Da igual a que personaje de vida, porque sabes que con ella en acción todo va a tener un trabajo un realismo capaz de tirar la cuarta pared del teatro abajo.
Y es que hasta el próximo 21 de diciembre en el Teatro Valle Inclán en la Sala Francisco Nieva, unos privilegiados podrán disfrutar de esta señora en directo. Y sí digo unos privilegiados porque desde hace semanas se colgó el cartel de que no queda ni una localidad.
Colm Toíbin emprende una revisión narrativa personal de la madre de Cristo, quien como piedra cultural de toque de nuestra idea de maternidad constituye uno de los mitos fundacionales de Occidente y nos descubre que detrás de ese icono hay un ser humano: María de Nazaret.
Una sencilla mujer de campo, cuyo único hijo le es arrebatado por una decisión divina que no comprende y por un terrible odio humano que le inflinge el mayor de los dolores al clavarlo en una cruz.
Solo pediros que si alguno de los que me leéis sois de los afortunados que vais a tener la suerte de verla, por favor contarme que tal es esa hora casi y media, de teatro en estado puro, de garra, de rasga, de sentimientos, de emociones y de un éxtasis que provoca el ver una buena teatro en manos de una de las señoras de las tablas.
Hay que envidia más mala que me da!!!! Besos rinconer@s y hasta mañana
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