Hasta el 14 de marzo podemos disfrutar de la que fue la Colección del barón Thyssen-Bornemisza, en el Museo de Madrid que lleva su nombre.
Una exposición dedicada a la celebración del centenario del nacimiento de Hans Heinrich, uno de los más acreditados coleccionistas del S. XX. Cuando en mayo de 1961 el barón adquirió una acuarela de Emil Nolde iniciaba un cambio de rumbo en el coleccionismo de la Saga de Thyssen. Si durante el período de entre guerras su padre, había reunido una extraordinaria colección de maestros antiguos, entre los años 70 y 90 del pasado siglo XX, entre los que el expresionismo ocuparía un lugar primordial.
En 1993, el Estado español adquirió la mayor parte de la Colección Thyssen y una significativa selección de obras del expresionismo alemán que pasó a pertenecer al Museo. Un arte hasta entonces inexistente en las colecciones españolas. La exposición reúne por primera vez las obras de colección permanente del museo con el conjunto de pinturas expresionistas que quedó en manos de su mujer, Carmen Cervera y sus hijos e hijas.
En ella se nos ofrece una visión renovada que se articula alrededor de tres conceptos:
1. El proceso de creación de las pinturas.
2. Éxito del público y la crítica.
3. La relación del barón con sus marchantes y los proyectos expositivos que organizó para difundir su colección en el contexto internacional.
Y es que Madrid sigue y seguirá siendo con o sin pandemia, una de las capitales del arte y la cultura mundial, con algunas de las obras que en ella podéis encontrar y recordando por si no lo sabíais que esta semana se ha hecho público el acuerdo para que la colección Thyssen este en España hasta el 2035 me despido de vosotros y vosotras pero solo hasta esta noche, donde me siento para recomendaros una serie monstruosa, satírica y demoníaca.
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