Camille fue una magnífica artista francesa que nació el 8 de diciembre de 1864. Hermana mayor del poeta y diplomático Paul Claudel.
Por todo lo que he ido recopilando para hacer este post, ella sintió desde la niñez que su madre la detestaba por no haber sido un hijo varón, y siempre estuvo en contra de la vocación artística que mostraba su hija. Como consecuencia de esta negativa familiar, Camille abandonó pronto la casa familiar.
Desde muy pequeña disfrutaba moldeando barro, somo si fuera un juego. Ya en sus inicios mostró una gran capacidad para reflejar en aquel material inerte los rostros de las personas que moldeaba. Lo que comenzó en un primer momento como una simple distracción, se fue convirtiendo en una pasión que nunca contó con la aprobación de su familia, que esperaban que ella siguiera el camino de las chicas de su tiempo, cuyo futuro se dirigía en exclusiva al interior del hogar.
Camille encontró su gran oportunidad cuando su familia se trasladó a vivir a París, cuando ella tenía 17 años.
Fue admitida en la Academia de Arte dirigida por Alfred Boucher donde un reputado escultor ejercía de maestro, siendo uno de los pocos lugares en donde se admitían a mujeres.
Boucher se convirtió en su maestro y una de sus grandes inspiraciones. Antes de mudarse éste a Florencia, le pidió a August Rodin que se hiciera cargo de las instrucciones de sus alumnos y alumnas. Y es ahí donde ambos se conocieron y comenzó una relación muy tumultuosa, sobre todo para los intereses de Camille.
Alrededor de 1844, Camille comenzó a trabajar en el taller de Rodin, actuando como su modelo, confidente y amante. Aunque nunca terminó viviendo con él, y aún las promesas de amor de éste, jamás mostró la menor intención de terminar la relación con su mujer, Rose Beuret.
Camille pasaría muy pronto de ser una alumna a convertirse en su musa, para el tremendo escándalo de la madre, que como os he comentado era muy tradicionalista. Pero aun con todo eso, su rostro empezó a aparecer de manera constante en la obra de Rodin.
Se convirtió en la compañera del escultor, al que acompañaba a reuniones artísticas de la capital, llegando a superarle en el arte de esculpir.
En 1900 con la obra: The mature age, fue interpretada por su hermano como una poderosa alegoría de la ruptura de Camille con Rodin. Cuando éste la vio por primera vez, reaccionó con conmoción e ira, por lo que dejo de ofrecerla su apoyo, llegando a presionar al Ministerio de Bellas Artes para que cancelará la financiación de la comisión de bronce.
¿Envidia del talento de la que era su alumna? Yo no lo dudo.
Fue objeto de muchos comentarios machistas que ponían en duda su capacidad artística, porque la sombra de Rodin era muy alargada, y muchos pensaron y afirmaron que sus geniales creaciones eran obras realizadas por Rodin o con la ayuda de éste, porque para aquellos años era impensable que aquella joven, de aspecto frágil, fuera capaz de crear esculturas de tal belleza.
Fue en ese momento cuando comenzó una relación muy desagradable con él, aún estando enamorada también le odiaba por recibir un reconocimiento público, reflejado en constantes encargos, mientras ella estaba anclada al cliché de alumna aventajada. Y que gran necedad, porque solo hay que ver la belleza y ejecución de las obras de Camille.
Sus obras tenían grandes diferencias, las de Rodin eran suaves y delicadas; y las de Camille eran vehementes y con vigorosos y fuertes contrastes. Louis Vouxcelles declaró que Camile fue la única escultora bien conocida del siglo, con un estilo con mucha más fuerza y virilidad que sus compañeros varones.
El distanciamiento entre ambos terminó en ruptura en el año 1898, cuando Camille fue consciente de que las promesas de Rodin jamás se llevarían a efecto. Así, comenzó un período obsesivo de creación del que nació una de sus esculturas más famosas: La edad madura.
Se encerró en su casa durante años, donde terminaron de aflorar sus miedos, llegando a destruir sus propias creaciones, entre ellos, bustos infantiles donde reflejaba su frustración por no haber podido ser madre. Estuvo desaparecida durante largos períodos, donde acusaba a Rodin de robar sus ideas y hasta liderar una conspiración para matarla.
Le Cornec y Pollock, afirmaron que debido a la censura de género que se daba en ese momento en la sociedad, Camille no podía obtener fondos para hacer realidad sus ideas más atrevidas. Por lo tanto, seguía dependiendo de Rodin para realizar su trabajo.
Dependía económicamente de él, pero tras la muerte de su padre, permitió a su madre y hermano quedarse con el dinero, lo que la llevo a tener que vagar por las calles. Cuando su padre falleció, su hermano estaba en China, ejerciendo de diplomático no pudiendo salvarla hasta su trágico final. Un final al que la condujo su propia madre, quien la ingresó en un sanatorio en 1913.
Aunque el diagnóstico que recibió fue de manía persecutoria y delirios de grandeza, las cartas descubiertas años después, nos descubrieron a una mujer que se encontraba en su sano juicio, que sufrió la manipulación y maltrato de su entorno. Su admisión en el psiquiátrico fue firmado por su propio hermano Paul y un médico. Los médicos trataron de convencer a la familia de que Camille no necesitaba estar en esa institución, pero aún así la mantuvieron en él.
Siempre solicitaron a sus familiares que la intentarán reintegrar en el entorno familiar, pero tanto su madre como su hermano, se negaron, a pesar de que repito, a Camille no la pasará nada.
En 1943 murió sola, aislada por todos y todas, terminando así 30 años de reclusión.
Tiene narices que el museo de Rodin es el que tiene en su haber más obras de Claudel.
Conocí la existencia de Camille hace unos años cuando me leí un libro de Rosa Montero titulado Nosotras. Y ahí comencé a investigar, leer y ver quién fue Camille y cuál fue su increíble obra con la que aportó su grano de arena al mundo de la escultura. Una mujer que fue maltratada por todos aquellos y aquellas que en principio la deberían querer, pero que la trataron como una demente, solo por el hecho de luchar y trabajar por sus sueños.
Existen biografías, artículos y películas que ponen rostro a la cruel vida que tuvo que llevar Camille, así que espero que al igual que yo, con aquel libro de Montero, sino la conocíais, sepáis que existió una mujer que se llamó Camille Claudel y que fue una artista enorme.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y sigamos rescatando y sacando de la oscuridad a mujeres magníficas que solo por el hecho de su género fueron denostadas, maltratadas y silenciadas, no lo consintamos.
Sólo me despido con un frase: EL MURAL SE QUEDA.
Hasta mañana :) :) :) :) :)
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