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miércoles, 20 de enero de 2021

Casi 1.100 días desde que nos dejaste

Hace unos días tuve una conversación con mi madre que me apetece compartir en este 20 de enero, en el que hace casi 1.100 días que mi yaya nos dejo, yendo a un lugar que según ella y su fe se encontraría con la gente que quiso.

Lógicamente cuando fallece alguien a quien quieres son días de mucho dolor, pero una vez que van pasando los días, las semanas, los meses y hoy, tres años después, cuando pienso en Mundi, lo único que me viene a la cabeza es la sonrisa y el amor. 

Ella era eso, amor, en el sentido más puro de la palabra. Tuvo un matrimonio largo, cinco hijos e hijas, cinco nietos y nietas, y a todos y cada uno de nosotros y nosotras nos dejo esa semilla del amor que ella nos regalo a lo largo de su vida. Nos dejo un momento, una sonrisa cómplice, un abrazo, un beso, una carcajada contagiosa.

Recordaba con mi madre los últimos días de su vida, y de forma inevitable me invadió la emoción, pero pasado el tiempo puedo afirmaros que en el final de sus días estuvo rodeada de un amor que durante más de 80 años ella nos fue dando día tras día, sin pedir nada a cambio.

¿Quién tiene la suerte de irse de este mundo rodeada de todo el amor de su familia? Ese penúltimo fin de semana pudimos estar con ella, todos y todas en esa habitación del Hospital de San Camilo que fueron unos profesionales increíbles en los cuidados y atenciones a personas que se van a ir. Nos estuvimos riendo, la llenamos de besos, de abrazos, de risas... porque ella se merecía irse con ese sonido que fue su vida, el amor. Nos dieron el espacio y el tiempo para despedirla, y según lo que ella creía poder decirla, hasta pronto yaya.

No puedo evitar emocionarme mientras escribo estas palabras, porque en mi eterna ignorancia pensé que mi yaya iba a ser eterna, pero su cuerpo y su corazón dijeron hasta aquí, y aunque se la eche de menos, que suerte la nuestra de haberla podido tener en nuestras vidas a Mundi.

Cuando pienso en ella se me inunda la cabeza de recuerdos increíbles:

- "Naty hija recuerda que quien da la primera galleta tiene el doble de ventaja"

- "¿Qué quieres que te diga?"

- "Naty dame una toalla para taparme las piernas"

- Esas sonrisas ahogadas en el pecho, o carcajadas sonoras cuando veía a alguien caerse en la tele, o ver las bofetadas que se daban aquellos dos actores italianos en sus películas, que tanto la gustaban.

- Nunca nadie me ha hecho las trenzas mejor que ella.

- "¿Pero cómo podéis tener frío?" Cuando ella iba con ropa interior, faja, camiseta interior, pijama, bata y una manta :P

- Esos suspiros ahogados en el pecho cuando te apoyabas encima de ella.

El alzheimer poco a poco se fue llevando parte de sus recuerdos, pero jamás nos la robo, siempre hasta en sus últimos días fue ella, ese ser hermoso y lleno de luz que nos protegió, y estoy segura que nos sigue protegiendo, ella nos dio la fuerza para seguir adelante a pesar de cualquier circunstancia.

Yo cada día la tengo muy presente al igual que a mi calvorota, pero en un día como hoy, es imposible no recordar la tristeza que nos invadió, pero por encima de todo las enseñanzas que nos regalo a cambio de absolutamente nada. 

Así que allá donde andes Muni, te mando un beso muy fuerte. Da igual el tiempo que pase porque tu amor y tú siempre estáis conmigo. Te quiero.



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