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jueves, 4 de junio de 2020

"No somos cómicos, somos vagabundos" El viaje a ninguna parte

Como siempre que comparto un libro, me gusta decir que es el penúltimo porque aunque es cierto, nunca me ha gustado decir que voy a dar el último beso o el último adiós, que triste que algo sea lo último...

Hoy siento una novela del gran maestro de las artes de este país, Fernando Fernán Gómez, El viaje a ninguna parte. Un pequeño homenaje a esas pequeñas compañías de teatro que recorrían España para sacar a sus gentes unas risas y mostrarles las grandezas del teatro, viviendo o mejor dicho malviviendo con lo puesto y las pocas perras ganadas al día.


La memoria teatral y colectiva siempre ha sido un eje básico de la creación literaria de Fernando Fernán Gómez. Ha estado también presente en sus artículos y ensayos, y en sus lúcidas memorias conocemos las claves que justifican tantos personajes, situaciones y anécdotas que encontramos trasladados a la ficción de sus novelas, obras teatrales y guiones.

Por otra parte, Fernán Gómez siempre se ha mostrado preocupado por la condición profesional de un colectivo del que se sentía partícipe con mucho orgullo, muchas veces ha descrito en primera persona lo que suponía ser cómico en su época y en España.

El resultado se aleja de los cauces habituales en el costumbrismo para adentrarse en una reflexión que a menudo desborda el objetivo explícito. Una descripción ligada a unas circunstancias históricas y determinantes que son las que se encuentran e el marco histórico de esta novela, que nos habla del ocaso del teatro ambulante en la España rural de principios de los años cincuenta, un tema ausente en la historia, manuales y monografías sobre este período teatral.


Una historia de gentes que se ganaban la vida de pueblo en pueblo, llevando un poco de humor y alegría a sus gentes, y que a cambio recibían un plato para cenar y un lecho para dormir, nada de grandes lujos, solo el amor y la dignidad que da trabajar en aquello que te hace feliz.

Me da mucha rabia, mucha, cuando catalogan al mundo de la cultura como el de los titiriteros y titiriteras (profesión que por otro lado admiró profundamente) porque es una profesión tan digna y que ha hecho, hace y hará feliz a las generaciones venideras, que creo que la palabra respeto no debería ser una más en el vocabulario sino un hecho, una realidad.

Una novela maravillosa, que por supuesto os recomiendo y que espero que os provoque tanta ternura y admiración, como a mi.

Muchos besos rinconeros y rinconeras y espero veros mañana con una película que su título retrata de esencia más pura, yo os digo adiós con la alegría de que ayer por la noche llegó una nueva vida a este mundo, trayendo alegría a sus papis y su familia y a quiénes le queremos. Bienvenida Sofía!!!

 :) :) :) :) :)


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