"El confortable mundo que se había construido Javi Cuesta siendo uno de los futbolistas mejor pagados de Europa, se desmorona en medio de unas tensas negociaciones para su traspaso a otro equipo salta a las portadas de los periódicos una denuncia contra él por violación. Mientras él niega las acusaciones, su agente, Pedro Guillén, tratará de controlar una situación ya de por sí complicada por las continuas lesiones, las salidas nocturnas y malas compañías de su representado.
¿Es Javi culpable de los abusos?
¿Es una víctima de su entorno?"
Las entradas para esta obra en el Teatro Marquina de Madrid, me llegaron a golpe de click, me saltó una publicidad en Instagram para conseguirlas gratuitas en un sorteo, y el miércoles pasado después de un primer día de vuelta al trabajo y de vuelta al mundo -porque han cambiado la cabecera del autobús con el que vuelvo a casa- al abrir el correo vi que habían tocado y que podía elegir el día.
El sábado fuimos mi chico y yo, totalmente vírgenes porque no habíamos querido leer ni la sinopsis, queríamos sorprendernos de la trama, ver a Don Alonso Entrerríos (Nacho Fresneda) y Álvaro Rico, un actor muy conocido para el público de las plataformas digitales, y que nos dio una sorpresa enorme.
Claro, al no haber leído la sinopsis el golpe cuando se muestra el centro de la trama fue tremendo, pero a la par las subtramas, o subsuelos que nos incomodaron, me hicieron sentir enfado, asco, tristeza por los personajes de forma indistinta a medida que el tiempo iba pasando.
LO QUE ME ENCANTÓ:
- El trabajo actoral conjunto tanto de Fresneda como de Rico, mostrando una sintonía, trabajo fuerte y sólido entre los dos.
- La entereza y cuerpo de Nacho Fresneda en escena. Y aquí os hago un pequeño alto, hace unos 18 años más o menos, pude verle en el Teatro Amaya de Madrid en una obra también de trasfondo doloroso como es el buylling y unos cuántos años después me ha vuelto a dejar de piedra. Tiene una presencia escénica arrolladora, que mezcla con la mirada intensa y ese trabajo corporal pétreo.
- Álvaro me gustó, me lo creí desde ese primer minuto en escena en solitario que a mí siempre me parece tan peligroso y arriesgado para un actor o actriz. Mostraba esa chulería, fiereza, ternura, debilidad y hasta diría falta de amor que presentí en su personaje. Utilizaba el espacio con un orden escénico, enseñando en cada cambio de ropa ese cambio interior que se iba produciendo en él.
- Aunque el tema central de la violación, me produzca repugnancia, valoro que se enseñe esta realidad tan dolorosa para la vida de las mujeres. Mostrando y lanzando frases indignantes que hoy en día se siguen utilizando para "justificar" una agresión sexual. Por cierto, porque si no lo digo reviento, las risas ante esas frases de alguna parte del público me desagradaron, no son frases de humor, sino frases del machismo.
- Los juegos de luces y música a tope.
- Ese atrezzo simplista y que forma parte de cada acción como un protagonista más.
- Algo que me fascinó fue como el diálogo entre los dos actores que iba subiendo o bajando de intensidad, haciendo que no te pudieras desconectar en ningún momento.
Como un punto negativo y no para la obra, sino para el Teatro Marquina, fue que dejará entrar público una vez se había comenzado la función. Lo siento si las personas han llegado tarde por un imprevisto, pero las normas están para cumplirlas y el respeto a los actores que están trabajando debería haber primado.
Dribbling estará en el Marquina hasta el 3 de octubre, por lo que sí os la recomiendo. Además donde está el teatro es un enclave perfecto para poder tomar algo antes o después, disfrutar de las calles de Madrid y poder llegar en transporte público.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y os veo dentro de un ratito con mi propuesta -no vista- no este jueves post operatorio en mi casa.
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