Antes de comenzar a escribir sobre la pedazo de quinta temporada de La casa de papel, ya os adelanto que si no la habéis visto, no sigáis leyendo, porque este post va a tener SPOILERS.
La banda lleva encerrada más de 100 horas en el Banco de España, han conseguido rescatar a Lisboa pero viven uno de sus peores momentos tras haber perdido a uno de los suyos. El profesor ha sido capturado por Sierra -joder con Nawja Nimri- y, por primera vez no cuenta con un plan para escapar. Cuando pareve que nada puede ir a peor, llegará un nuevo enemigo, mucho más poderoso que cualquiera de los anteriores; el ejército.
A mi me tuvo literalmente con las córneas echando chiribitas porque vemos de forma literal una guerra entre dos bandos: los que podríamos considerar buenos o buenas como son las atracadoras y del otro, los malos, los polis, o por lo menos, esta es la conclusión que yo le sacó.
LO MEJOR DE ELLA:
- La absoluta sorpresa que vas recorriendo capítulo tras capítulo, desencajando mandíbulas, y enseñando toda la vida que queda dentro de esas paredes.
- El ambiente desquiciado y asfixiante que ya flota en el ambiente.
- Nawja Nimri que siempre es un valor añadido en cualquier formato, pero es que está Sierra poniéndose de parto y teniendo que ser el profesor quien la asista me parece la repera limonera.
- Unos sonoros y fascinantes efectos digitales, a lo bestia, como un BANG que te salta en toda la cara.
- El desmoronamiento moral de la banda, pero su capacidad de adaptabilidad y lucha, en vez del Banco de España, parece que estamos dentro de una guerra, y cada cuál que le ponga en nombre que quiera.
- Esos flashbacks de Berlín y su hijo sorpresa, aunque nos han enseñado poco, tengo la sensación que en los capítulos finales, la historia explotará.
- Tokio, la voz protagonista, la que nos cuenta la historia ¿Por qué? Cuando en la temporada pasada Gandía -ese cabrón perfectamente representado por el actor que le da vida- ejecutó a Nairobi pensé que nada me impresionaría tanto, pero llega estos nuevos, y puff en toda la cara, se cargan a Tokio. Eso sí representa a la perfección un refrán que a mi me encanta: para lo que me queda en el convento me cago dentro.
Ese guiño de ojo con el torso lleno con cuatro o cinco granadas antes de explotar es para mí, uno de los mejores finales de un personaje en una serie. Pero ahora ¿Qué? ¿Quién nos va a contar que ha sucedido con esta banda? Desde este post solo os puedo decir que aunque al principio me quede de piedra y puedo decir que hasta me llegué a enfadar con su muerte, es un final por todo lo alto, a la altura del personaje que nos ha regalado Úrsula Corberó durante estos años.
- El protagonismo femenino en las dos caras de la baraja.
- Esos boinas verdes y su estabilidad mental. Caso aparte Alberto Amarilla, que nos regala un "colgao" de la leche.
¿Y qué nos esperara en la tanda final? Porque viendo lo visto, yo me estoy viendo que todo y todos o todas van a salir por el aire, partiéndonos el corazón.
¿La habéis visto? ¿Qué os ha parecido? ¿No consideráis como yo que el final de Tokio es digno de ese pedazo de personaje? Por cierto, que se me olvidaba, Miguel Ángel Silvestre da igual los minutos que salga, porque verlo en pantalla es un lujazo :p
Por favor comentarme que os ha parecido, porque yo ya estoy tachando los días hasta el 3 de diciembre para ver el adiós definitivo de la banda.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y dentro de un ratito os veo con otra pedazo de serie de Netflix, en español pero con otro acento, uno que me encanta, el argentino. Ayer al final las migrañas y el dolor de cervicales me ganó y no pude subir el post que tenía preparado sobre la serie de Netflix de La Directora, pero lo dejo para otro día.
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