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lunes, 13 de septiembre de 2021

Sintiendo la emoción de nuevo en mi cuerpo: El mundo amarillo.

Hace diez años que Albert Espinosa entró en mi vida. Me había puesto muy pesada siempre que íbamos a la FNAC con el libro que os vuelvo a sentar este lunes tantos años después, y mi chico que siempre tiene la sorpresa perfecta en el bolsillo, me lo regaló en mi cumpleaños.

Leer a Espinosa es leer vida sin olvidarme de la muerte;

Leer a Espinosa es sentir la sangre fluir por mi cuerpo;

Leer a Espinosa es no dejar nunca de aprender de algo imprescindible para el ser humano en general, sin distinción de género, inteligencia emocional.

Leer a Espinosa es reconocerte en sus personajes, en sus frases...

Leer a Espinosa es guardarte sus frases y recurrir a ellas en casos de crisis de dolor extrema felicidad.

Leer a Espinosa desde hace 10 años es un verdadero placer. 

Desde hacía unos meses cuando veía desde mi lado del sofá, El mundo amarillo, sabía que tenía que volver a leerlo, pero no fue hasta hace unas semanas cuando vi el 8 de octubre salía la continuación de este amarillo intenso, cuando supe que en el rescate de libros está mi sal de la vida lectora.

"El mundo amarillo es un mundo fantástico que quiere compartir contigo. Es el mundo de los descubrimientos que hice durante diez años que estuve enfermo de cáncer. Es curioso, pero la fuerza, la vitalidad y los hallazgos que haces cuando estás enfermo sirven también cuando estás bien, en el día a día.

Este libro pretende que conozcas y entres en ese mundo especial y diferente; pero, sobre todo, que descubras a los "amarillos". Ellos son el nuevo escalafón de la amistad, esas personas que no son ni amantes ni amigos, esa gente que se cruza en tu vida y que con una sola conversación puede llegar a cambiártela. No te adelantó más: tendrás que leer este libro para poder empezar a encontrar "tus amarillos". Quizás uno de ellos sea yo...

Un libro que trata de los sencillo que es creer en los sueños para que estos se creen. Y es que el creer y el crear están tan solo a una letra de distancia".

Ahora que el insomnio late muy fuerte; ahora que la ansiedad golpea con más intensidad de lo esperable, que los prontos inesperados se me descontrolan, y que la alegría o las sonrisas están algo oscuras, ha sido una idea maravillosa poner a Espinosa en mis manos. Me ha vuelto a hacer sentir que esa niña que un día fui no la debo dejar ir, y siento que en casi en los últimos dos años por mucho que la quiera y valore, la estoy encerrando en una cajita, y con ella, la vitalidad, el buen humor...

Muchas veces es necesario que alguien te recuerde quien fuiste, que viviste, que hiciste, para tratar de coger fuerzas y seguir viviendo, jolines que la vida es preciosa, cada día despertarse y respirar es un regalo y no puedo ni quiero desperdiciar mi vida en enfados, miedos, lágrimas y noches de no dormir.

La vida cuando menos lo esperas cambia, y no podemos o, no puedo, estancarme en el pasado, debo mirar hacia adelante. Aunque pueda parecer un post triste, creo que la tristeza es necesaria, porque es la única forma de reconocer los momentos simples en los que la felicidad estaba ahí presente. Ha tenido que volver El mundo amarillo a mis manos, para que me deje llevar por las lágrimas sin control, por recordar a los amarillos y saber que cada día debo hacerme mil y una preguntas para buscar mil y dos respuestas.

No voy a hacer ni la pregunta, porque Espinosa siempre es de las mejores opciones para tener entre las manos.

Muchos besos rinconeros y rinconeras y aunque yo he empezado la semana, digamos, de la manera menos deseable, no pasa nada porque como decía Scarlatta O' Hará: realmente mañana será otro día.

:) :) :) :) :)

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