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lunes, 27 de septiembre de 2021

Seca no, enfadada, dolida, engañada... Yerma

Hace unos días en los recuerdos de Facebook, me recordó que hace exactamente 10 años que me leí por última vez la primera obra que os siento hoy, Yerma. Una obra que como casi todos los dramas de Federico García Lorca tiene en su epicentro a una mujer, una mujer dolida, enfadada, engañada en lo más profundo, que termina reventando porque la mentira en la que ha vivido le ha provocado un dolor muy hondo.

¿Si no puedes confiar en la persona con la que compartes tu vida, en quién vas a confiar? ¿Cuándo ves con tus propios ojos lo que muchos o muchas sabían menos tú, como te vas a sentir?


Yerma es la tragedia con un tema central: la mujer estéril, y un carácter en progresivo desarrollo, con el que vamos avanzando al ritmo de las sucesivas escenas, unas escenas rápidas donde se esconden secretos con una enorme belleza en el vocabulario usado.

A través del largo tiempo dramático, Yerma lucha desesperadamente con su verdad, que cada vez se vuelve más conflictiva y no ceja en ello hasta consumarlo. La resolución final, la muerte del marido es la última defensa de su sueño imposible y una afirmación rotunda de su destino trágico ante la ciega fatalidad.

¿Las mujeres nacemos con instinto o la sociedad y educación que recibimos nos lleva a tenerlo? 
¿Las mujeres tenemos un deber social con la maternidad? 
¿Y si no somos madres, significa que estamos secas o somos menos mujeres?

No me quiero meter en grandes debates, por lo menos en este post, pero si quería dejar estas preguntas en el aire por si alguien que me lee le gustaría contestarme. Pero lo que si me detengo es a invitaros a leer esta absoluta maravilla del maestro granadino, porque los años pasan pero su arte será eterno.

Os veo dentro de un ratito.

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