Para mí es un verdadero gusto sentar este martes donde el calor parece comienza a asomar de forma cada vez más latente en Madrid a la que es para mí una de las grandes filósofas del feminismo, Amelia Valcárcel. Una mujer que lleva toda su vida escribiendo, estudiando, hablando, promoviendo, defendiendo y luchando por los derechos de las mujeres, y porque la igualdad no sea una palabra más en el diccionario, sino una realidad.
Sexo y filosofía, sobre mujer y poder, vio la luz por primera vez en 1991, el término género estaba en lo mejor de su mocedad. Ahora el feminismo está de lleno en medio de las turbulencias del género. Pero hay que saber que ya estaban presentes hace treinta años.
Este libro incluye el muy citado y controvertido ensayo "El derecho al mal", lo que significó la primera incursión de Amelia Valcárcel en el debate feminista. Y en él están las claves de lo que luego ella misma ha ido desarrollando en su extensa, e intensa obra, dedicada a la reflexión sobre las mujeres.
Esta nueva edición, la tercera ya, cuenta con un amplio prólogo de la autora, en el que profundiza en la naturaleza del verdadero feminismo (ética, racional...) y nos habla de algunos de los peligros que le acechan: mujerismo, multiculturalismo, proliferación de nuevos términos para encubrir viejas realidades, teorías queer, etc...
En un ensayo que aborda el tema del sexo como una construcción normativa. La idea de igualdad, presente en el fundamento de nuestras sociedades políticas y nuestras argumentaciones morales, tiene su piedra de toque en la diferencia sexual y sus repercusiones. Conocer qué lugar ocupa esta diferencia en la imagen del mundo es una de las claves interpretativas fuertes del pensamiento. En la categoría se sexo está implícita el poder.
El feminismo como cualquier movimiento sociológico y filosófico, debe tener una teoría, unos fundamentos y éstos dejarme que me pringue solo puede ser desarrollados por las mujeres, porque somos los sujetos de él, somos las que padecemos las consecuencias de una sociedad machista prácticamente todos los niveles de la sociedad. Amelia nos hace una disección:
¿Qué es el poder?
¿Qué implicaciones lleva?
¿Sólo puede ser ejercido por hombres?
¿Las mujeres pueden y deben tener ese poder? ¿Están capacitadas para ejercerlo?
Y una reflexión que me encanta, y es que tenemos el derecho a ser malas, malvadas, crueles...
Cómo todo en esta vida, cualquier cosa, profesión o pensamiento por supuesto puede ser llevado a cabo por una mujer, otra cosa es, sí todavía está dispuesta esta sociedad a aceptarlo sin algún pero por en medio.
En cuánto al género y al sexo, solo os puedo decir que para mí, el género es una construcción social que se genera alrededor del sexo que con el que nacemos, por lo que el sexo, es que con el nacemos. ¿Podemos cambiarlo? Por supuesto, pero de ahí a muchas de las cosas que promueve la teoría queer, oye a mí cómo que me chirrian. Y entenderme por favor, con estas afirmaciones no criticó al colectivo trans (que en mi ignorancia binaria -la cuál asumo y trato de ponerle remedio- se refería solo al sexo) porque deben tener los mismos derechos que todos y todas, pero no comparto todo lo que en la nueva ley trans se ha redactado y que hoy se ha aprobado en Consejo de Ministros y Ministras su anteproyecto. Aunque también es verdad, que es un ante proyecto de ley, por lo que todavía queda mucho trabajo por hacer, pero estoy totalmente en contra del borrado de las mujeres, nos ha costado mucho llegar a este punto en donde lo que queremos es que el género sea abolido porque es una carga que nos estigmatiza. Pero aun con todo lo que os escribo, asumo que me puede faltar más pedagogía.
No me gustan los conflictos que están habiendo ni los ataques, porque creo que todo tiene un punto medio en donde todas nos podamos encontrar y por supuesto, poner por delante los derechos de las personas.
En fin que sin pretenderlo creo que me estoy metiendo en un jardín, en el que cuál, las amigas que me conocen saben mi opinión, basada siempre en el respeto.
Siempre es bueno leer y seguir aprendiendo con la señora Valcárcel, así que gracias a mi amiga feminista Euginia por prestármelo y hasta dejarme tomar anotaciones a lápiz en él, de conceptos en los que seguir ahondando, profundizando y hasta cuestionando. Lo que comenzó siendo una colaboración altruista semanal en el Centro en el que trabajaba, pasó a compañeras del metal, y de ahí a una amistad que me hace muy feliz porque además de aprender de ella cada día, me hace de reír, llorar, y siempre está al otro lado de la línea telefónica.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y espero veros mañana con un post muy personal.
:) :) :) :) :)
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