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jueves, 24 de junio de 2021

Cuando unas canciones me sacaron del pozo

1. El amar no es querer

2. No puedo más

3. Rarezas

4. Tú me das

5. Devuélveme la vida

6. Te esperaré

7. No te quiero perder

8. El viaje

9. Semillas

Estos nombres que os comparto este miércoles se corresponden con las canciones del disco del 2003 de Antonio Orozco, La semilla del silencio. Un disco que siempre que lo oigo me reconforta y acompaña, porque puede parecer mentira pero esas canciones en un momento de mi vida muy malo me salvaron y sacaron de un pozo muy negro y oscuro en el que yo entré el mismo año que salió a la luz.

Hace unos meses Orozco fue al programa Tu cara me suena a presentar su nuevo single: Entre sombras y sobras me faltas, se me saltaron las lágrimas ante la belleza de las letra, la voz de Antonio y ese acústico simple que me hizo volar 18 años atrás donde sus canciones me ayudaron a sacar la cabeza de un hoyo de dolor, ya no solo emocional sino físico, porque cuando algo está clavado dentro de ti, sale a tu cuerpo, y este se resiente de tal forma que levantarse de la cama cada mañana era un triunfo.

La vida muchas veces es muy dolorosa, cuando menos te lo esperas te da un puñetazo directo a la cara y te la cruza. Uno de esos que no te ves venir, y cuando lo sientes crees que estás metida en una película, porque eso que estás viviendo no es justo, ni sabes porque ha pasado. Y lo que es peor no sabes si ese dolor tan inmenso se podrá ir mitigando.

Recuerdo esas tardes de lágrimas y pastillas para calmar toda la situación, donde mi madre no se separó de mí, y con mi walkman en la mano iban pasando cada una de las canciones de Orozco. En esas letras no me digáis porque, yo encontraba paz y alivio. También las canciones me hacían llorar hasta caer agotada, cosa que agradezco porque fue la primera vez que el insomnio apareció en mi vida, pero también me lamía mis heridas y hacerme ver que detrás de ese horrible verano seguía una vida por delante, y no era justo para mi madre, y mucho menos para mí, perpetrar el plan que me rondaba la cabeza y del que a día de hoy, me avergüenzo cuando lo pienso.

Esas letras día tras día me hicieron ir reconstruyendo los cachitos de aquella casi niña rota, y después de 18 años cuando me encuentro mal o bien, las sigo escuchando porque forman parte de mí, de mi vida y me recuerdan que aunque a veces se me olvide soy una mujer fuerte y siempre terminó levantándome.

Así que gracias Antonio porque como decía la canción de este disco tuyo, me devolviste a la vida.

Muchos besos rinconeros y rinconeras y espero veros mañana en un viernes donde espero poder compartir este post desde el ordenador.

:) :) :) :) :)

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