Homenaje sobre las tablas a la obra de Almudena Grandes: La madre de Frankenstein

Allá por el mes de junio me llegó al email, la publicidad de la obra que os siento este viernes y que podré ver mañana en el Teatro María Guerrero. La adaptación de la novela de Almudena Grandes, La madre de Frankenstein. Una oportunidad única de volver a ver después de 15 años desde aquella Medea en Mérida a Blanca Portillo.

1954. Germán Velázquez vuelve a España desde su exilio a Suiza, dónde ha pasado más de la mitad de su vida, para trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos. Allí se reencuentra con Doña Aurora Rodríguez Carballeira, una parricida eugenésica, inteligente y brillante, que él conoció en la clínica de su padre a los 13 años. Esta mujer le fascinó hasta tal punto que se convirtió en psiquiatra.

A su vuelta, se encuentra con un país que ya no reconoce: la rotundidad del sol, la humillación de las mujeres, otras banderas, otros nombres en las calles... miedo, silencio... miseria.

Un pacto con Almudena Grandes lleva a hacer esta adaptación que es el quinto episodio de los capítulos de una guerra interminable, situada en los años 50 en pleno franquismo, en un manicomio de mujeres, el retrato de un país, donde las diferencias sociales e ideológicas son las que determinan las relaciones humanas.

Desde que hace algunos años descubrí la figura de Hildegart Rodríguez y en consecuencia la de su madre, Aurora, me leo y veo todo lo que sobre ellas, se escribe o se cuenta, por lo que esta madre de Frankenstein me pareció como tirarte al vacío.

Hace unos días visitaba Blanca Portillo la Cadena Ser para hablar sobre esta obra y lo que significó la escritora madrileña para ella, y sentí un respingo de tener la suerte de poder vivirla en primera mano.

Así que como todo gran evento, ya estoy tachando los días en el calendario para poder ver esta obra, de la que seguro me voy a emocionar.

¿Nos vemos mañana? :) :) :) :) :)