- Extraordinaria.
- Adictiva y trepidante.
- Humaniza y feminiza el juego en el que los grandes nombres siguen siendo hombres.
- Muestra el ajedrez como nunca antes.
Éstas que leéis solo son algunas de las cosas que había leído de la serie Gambito de dama, antes de leerla, pero reconozco mi cabezonería, no quería verla cuando todo el mundo la nombraba, por lo que en casa esperamos una semanas, para ver la que es para mí una de las diez mejores serie que ofrece Netflix en su catálogo.
Kentuchy, años 60. En plena Guerra Fría, la joven Beth Harmon es una huérfana con una aptitud prodigiosa para el ajedrez que lucha contra la adicción mientras trata de convertirse en la mejor jugadora del mundo.
Y esa guerra entre las adicciones y su trabajo, está reflejado desde un plano muy real, huyendo de estereotipos y reflejando dos complejidades:
- Cómo superar las adicciones.
- Cómo tratar de de trabajar en un mundo tan masculinizado como es el ajedrez.
La serie es una maravilla, gracias al trabajo de la actriz, donde desde la tranquilidad va enseñando una mujer con una enorme inteligencia pero con unas grandes debilidades.
Capítulo a capítulo, durante siete para ser más exacta se nos va regalando estrategias, lazos y uniones para ayudar a Beth a alcanzar lo más alto que ha llegado una persona -además mujer- en el mundo del ajedrez y que no tenga nacionalidad rusa.
Un juego dramático perfecto, que la verdad pasaría el test con el que se mide la igualdad en los proyectos audiovisuales.
¿La habéis visto? ¿Qué os ha parecido? ¿Os la recomendaría? Por favor ir a Netflix y verla, os va a encantar desde ese comienzo donde vemos los primeros pasos de Beth.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y os veo esta tarde para recomendaros un docu que muestra a uno de los rostros más bellos que ha tenido el cine, y como detrás de él, había una científica magnífica, cuyos descubrimientos nos han ayudado a tener una mejor vida.
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