Hasta en dos ocasiones he visto la obra que os siento este jueves, Cinco horas con Mario:
- Una representada por Natalia Millán.
- La otra por la actriz que cuarenta años después siempre vuelve a ser Carmen: Lola Herrera.
Hasta el próximo 7 de marzo podemos ir al Teatro Bellas Artes de Madrid para disfrutar de cuatro de los asuntos eternos del ser humano:
- La culpa.
- La soledad.
- La incomunicación.
- El sentido de la vida.
Marzo de 1966. Carmen Sotillo acaba de perder a su marido Mario de forma inesperada. Una vez que las visitas y a familia se han retirado, ella solo vela durante la última noche el cadáver de su marido e iniciar con el un monólogo o diálogo, donde descubrimos sus personalidades y los conflictos de un matrimonio.
Con una forma entrecortada, detallista al mínimo, reiterativo y llena de tópicos, Carmen Sotillo dice cosas, manifiesta sentimientos y emite juicios que a muchas personas hoy les pueden parecer increíbles.
Cinco horas con Mario es, entre otras muchas cosas, un documento vivo de esos años. De las preocupaciones económicas, religiosas, políticas, sexuales y morales entonces imperan que Delibes, a través del lenguaje de su protagonista, dejó retratadas con nitidez, de forma que la vida española de entonces llega a palpitar vivo en sus palabras.
No voy a adornar el post con palabras huecas, tanto el libro de Miguel Delibes como esta obra que se basa en él, son maestría. Así que si podéis ir a verla, y recordar la cultura es segura.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y espero veros mañana en el comienzo del fin de semana.
:) :) :) :) :)
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