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miércoles, 29 de agosto de 2018

Don´t talk you mama

Con esta frase y la cara de inmenso dolor y sorpresa de Amy Adam terminó el lunes la serie que me acompañado semana tras semana desde el mes de julio, enseñando que "éste no era un universo para hombres", dónde las mujeres han tomado el protagonismo de una historia que nada entre el pasado y el presente y que si está marcada por algo es por el dolor, Heridas abiertas.


Una serie que nada por el mundo de Camille Preaker, que después de pasar un breve tiempo en un hospital psiquiátrico debe regresar a su pequeña ciudad natal para cubrir los asesinatos violentos de dos chicas preadolescentes.

Durante años, Camille apenas ha hablado con Adora Crellin, su madre, neurótica e hipocondríaca y con Amma, su media hermana, una joven que apenas conoce. Instalada en su antiguo dormitorio en la mansión victoriana de su familia, Camille pronto se encuentra identificándose con las jóvenes víctimas.

Atrapada en sus propios demonios, debe desentrañar el rompecabezas psicológico de su propio pasado si quiere obtener la historia y encontrar al culpable de los crímenes.


Una historia que gira en torno a la vida de mujeres y en donde las heridas no curan, no sanan, sino que siguen sangrando y en donde la verdad quizás pueda doler más que seguir viviendo en la ignorancia y el dolor.

Ellas manda, eligen, deciden, marcan los ritmos y huyen de etiquetas y estereotipos, mostrando su fragilidad pero también la fuerza de seguir despertando cada mañana a pesar de que el dolor siga presente.

Una serie donde nos es mostrada una brutal realidad pasada y presente que semana tras semana nos ha hecho pasar un mal rato por la historia, pero bueno porque ante tal historia increíblemente interpretada solo queda rendirse, porque vaya trío de poder femenino ante la cámara que nos ha regalado su poder, fuerza, incógnita, sutil fragilidad, malvado carácter... pero sobre todo unos abruptos recuerdos que te hacen entender el porqué de Camille.


No puede dejarme indiferente el trabajo durísimo de contención y dolor de la enorme Amy Adams ha ido regalando, mostrando una cara firme y enérgica ante la cámara donde ni ocultaba el dolor, el asco o los tremendos recuerdos que en forma de flashbacks la venían a la cabeza.

Un acierto enorme de la serie es que los momentos malos del pasado, han sido pasados de puntillas, haciendo entrever más que mostrando, la misma elegida para el final que hace que yo me haya quedado petrificada.

He leído en una crítica que es un gore que te rasga el alma, donde se muestra lo retorcido y cruel de la vida desde la tranquilidad sonora, agudizando el corazón para lo que pueda venir. Porque a pesar de la dureza, las imágenes y la música era suave generando una nueva forma de hacer que el espectador o espectadora está pendiente de lo que va a suceder.

Desconozco si la habéis visto pero de no ser así, en serio os recomiendo dejaros llevar por esta historia donde la violencia y el dolor se palpan desde la primera escena, y donde vemos como las mujeres pueden brillar sin necesidad de enseñar de más porque en nada importaba sus cuerpos solo sus almas.


Yo no digo adiós a esta historia, porque desde hace un par de días ando metida en la lectura del libro que da título e historia a esta increíble serie de HBO.

Así que nada rinconer@s con esto y un besazo gigante me despido de vosotr@s pero solo hasta mañana donde me sentaré con algo de teatro :) :) :) :) :)

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