Cuando me terminé La ridícula idea de no volver se lo comente a una de mis compañeras del trabajo, cuando me dijo: te voy a traer un libro que te va a encantar.
En el viaje en tren a Barcelona, sabiendo que me quedaban pocas páginas de Los orígenes del flamenco, metí Yeguas exhaustas en la mochila y vaya viaje de vuelta... fue una lectura en la que muchas se pueden o podemos vernos reflejadas. Una lectura en la que mostrar las mil y una caras del maltrato. Una lectura en la que quien sabe quizás su autora, Bibiana Collado ha podido sanar y recurrir a las experiencias personales para dar vida a personajes que viven, han vivido o podrán vivir.
Reconocer la violencia y a los violentos es una obligación, porque es muy fácil verla en otras, pero reconocerla en ti misma es otra historia.
"Una madre, con los dedos rígidos de triar naranjas en un almacén y limpiar pisos de vacaciones de otros. Una hija, también con los dedos rígidos, pero de teclear papers, tesis y mil trabajos académicos. Y algo que no encaja. La sensación de que debería estar pasando algo que nunca llega a pasar. Este libro nos presenta un rosario de mujeres extenuadas. La falsa promesa del trabajo duro se hace añicos entre estas páginas mientras suenan Camela o Estopa. Yeguas exhaustas es la historia de una hija que tiene una relación de pareja dañina, que piensa en las heridas del cuerpo, en las tremendas diferencias de clase y sus implicaciones, en el clasismo del «mundo de la cultura», en el acceso al mercado laboral, en la endogamia universitaria y sus laberintos… en definitiva, en el averiado ascensor social. Esta novela trata de manera certera el paso del siglo xx al xxi en España a través de la propia experiencia: «Me exploro, investigo, reinterpreto pedazos de vida. Juego y cuestiono. Busco causas. Busco alivio. Busco cómplices». Y sin duda los encuentra. En Yeguas exhaustas Bibiana Collado Cabrera nos lleva a situaciones vividas y sentidas como individuales que en realidad son colectivas. Tan bien contadas, tan reales, que por momentos se nos olvida que estamos ante una novela".
LO MEJOR:
- El tono tranquilo y sin adornos.
- La cruda realidad sin entrar en detalles o gestos morbosos.
- La inmigración.
- El no sentirse parte de donde llevas toda la vida.
- La meritocracia.
Un libro que me devoré en las dos horas y media del viaje que me emocionó, acompañó y por supuesto como le dije a mi compañera cuando se lo devolví, me lo compraré y volveré a leer cuando pase un tiempo.
Un beso muy fuerte y espero veros mañana con la primera mujer que conocer en este 2025.
:) :) :) :) :)
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