No es la primera vez que lo digo, pero el paso del tiempo es algo bonito porque implica que estamos vivos y vivas, pero a la vez aterra, pasa muy rápido, como si estuvieras viviendo la película de tu propia vida. Si retrocedo un año, recuerdo la sensación de tristeza y angustia, por el Covid y porque estar en ERTE fue una situación muy límite para mí a nivel mental. Las Navidades pasadas fueron extrañas porque la pase en mi casa sin salir con mi madre y mi chico, pero a la par fueron felices porque estábamos vivos y sanos, y con todo el tsunami que ha implicado la pandemia me considero una afortunada.
El año pasado llevaba meses sin montarme en metro.
Llevaba meses sin trabajar.
Llevaba meses teniendo el dinero justo, muy justo y con mi chico cargando con la gran responsabilidad de tener que trabajar al límite para que nada nos faltará en casa.
Llevaba meses sin ver a la gente que quiero.
Pero un año después aquí me siento con vosotros y vosotras:
- Con nuevos y respetuosos planes navideños donde las medidas higiénicas y para prevenir el Covid van a ser extremas, porque aunque no muchos, la familia volvemos a sentarnos esta noche a la mesa.
- Con vacaciones pagadas, porque las cogí ayer.
- Despidiéndome de un trabajo en el que he estado más de seis años.
- Con nervios del nuevo trabajo que comenzaré justo con el comienzo del año nuevo.
- Habiendo vivido el día más triste que recuerdo, donde no podía parar de llorar y del que tantos días después solo me sale estar triste, no preocupada, ni disgustada, pero sí triste.
- Haber vuelto a ver a mi padre después del tsunami Covid.
- Mujeres a las que quiero mucho han sido mamás.
- Una mujer a la que el paso del tiempo la ha colocado en la categoría de amiga, está despidiendo el año con un amor.
- Con la esperanza de que dentro de unos pocos meses pueda volver a ver a mi prima, porque venga de visita a España. ¿Sabéis lo lejos que está Nueva Zelanda?
- Con la energía puesta en que las pruebas de la espondilitis se queden en un pequeño brote en el que no tener que volver a la medicación fuerte que conllevaría muchos riesgos.
Pero sobre todo y por encima de todas las cosas, tratando de ser feliz, tratando de no juzgarme, tratando de quererme y tratando de que los míos y mías sean conscientes de lo mucho que les quiero. Para mí es muy importante decir te quiero y tengo gente -no se si poca o mucha- a la que quiero y me quiere de verdad.
¿Cómo vais a vivir estas Navidades?
Sea como sea recordar que todavía el maldito bicho del Covid está entre nosotros y nosotras, y es en estas fechas donde tenemos que tener la máxima precaución y cabeza de no ponernos y poner a nadie en riesgo.
Os deseo una buena noche y que lo la magia de la Navidad os envuelva, a mi esta noche me recuerda a mi yayo picando de todos los platos que había en la mesa con cada uno de los tenedores que había; a mi yaya cantando villancicos, algunos con alguna palabra groserilla; a mi madre cocinando; a mi padre cortando jamón... esta noche me recuerda al sostén de mi vida, la familia.
Disfrutarla, cuidaros mucho y nos vemos el domingo, porque mañana me lo tomó para mí y los míos y mías.
:) :) :) :) :)
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