Sentía miedo de hablar o escribir de ella cuando hace más de un mes compartí por este rincón el estreno de la obra Jauría en el Teatro Pavón Kamikaze de Madrid.
Sentí una gran caída al vacío cuando a primeros de abril mi chico me adelanto mi regalo de cumpleaños y me compró las entradas para poder ir a verla, justo ayer el día de mi cumpleaños.
Porque sí, a nosotros los regalos que más nos gustan son los de compartir momentos, seguir metiendo en nuestro álbum entradas y lugares que hemos vivido por separado o juntos y que hacen que a nuestra cara cambie y el corazón latan más fuerte porque siempre alguna anécdota nos viene cuando lo vemos.
A ese álbum ayer sumamos la oportunidad de ir a ver Jauría y sentir una tremenda patada en el estómago de realidad, brutalidad humana, sin razón, masculinidad enfermiza y la búsqueda de justificaciones a algo tan atroz como es que cinco monstruos agredan a una chica de 18 años.
Teatro Documento es el nombre con el que se conoce un tipo de teatro que fundamenta su dramaturgia alrededor de un hecho real.
A las 3 a.m. del 7 de julio de 2016. Fiestas de San Fermín. Ellos sin cinco. Son La Manada. El más joven y miembro más reciente debe pasar por el rito de iniciación. Tras cruzarse con una chica en el centro de Pamplona, los cinco se ofrecen para acompañar a la joven hasta su coche, aparcado en la zona del Soto de Ezkairu. Pero, en el camino, uno de ellos accede al portal de un edificio y llama al resto para que acudan. Agarran a la joven y la meten en el portal.
Dramaturgia a partir de las transcripciones del juicio realizado a La Manda, construido con fragmentos de las declaraciones de acusados y denunciante publicadas en varios medios de comunicación. Una ficción documental a partir de un material muy real, demasiado real, que nos permite viajar dentro de la mente de la víctima y victimarios.
Un juicio en que la denunciante es obligada a dar más detalles de su intimidad personal que los denunciados. Un caso que remueve de nuevo el concepto de masculinidad y su relación con el sexo de nuestra sociedad. Un juicio que marca un antes y un después.
Recuerdo perfectamente al año pasado cuando se hizo pública la sentencia, el vómito que me provoco, la angustia y la rabia de tener que salir de casa pronto antes de ir a trabajar para poder respirar porque no me podía creer lo que acaba de oír. No podía entender ni entiendo como la justicia puede crear ese precedente tan peligroso en el cuál cinco monstruos no son ajuiciados por agredir de forma tan brutal a una mujer.
Pero dejando de lado el caso, me quiero centrar en la obra de teatro y en mis emociones y sentimientos cuando ayer la vi:
- Sentí claustrofobia de sentir el miedo y el horror de esa chica, para mi niña de 18 años,
- sentí dolor de ver como hay hombres que tratan a las personas como meros objetos donde satisfacer sus necesidades sexuales y lo que es peor dolor de cerciorarme de que no hay arrepentimiento porque no consideran que cometieran ningún delito,
- sentí angustia del maldito cubículo,
- sentí rabia de como una víctima es juzgada de forma indecente y sin una pizca de humanidad,
- sentí ganas de chillar porque había palabras que superaban mi cabeza,
- sentí como las lágrimas se me disparaban de la cara porque sentía dolor, ya no solo emocional sino físico. Hoy ando arrastrando el dolor de ayer y mi cuerpo lo nota
- sentí como el estómago se me paro ante lo que estaba viendo.
Sobre todo sentí miedo porque nada en Jauría es ficción, todo es fruto de las transcripciones de las declaraciones de la víctima y los monstruos, del juicio...
Una serie de palabras y hechos que me hacen sentir miedo de la sociedad en la que vivimos y en la que ya no solo la justicia deja desprotegida a la víctima sino que haya hombres que crean que no paso nada que ella no quisiera.
Jauría debería ser de obligatoria visión en institutos para que se traten la masculinidad enfermiza con la que se educan muchos niños pero también mucha niñas, porque lo más horrible es registrar que hay palabras que allí se dicen que las has oído en entorno creando un silencio cómplice, o lo que es peor haya momentos en mi vida -gracias a la vida muy pasados- donde he podido pensar verdaderas barbaridades.
La víctima es víctima, y por supuesto sí no hay sí es una violación.
Tremendo trabajo de escenografía muy básica donde los ruidos y gestos se suman a un reparto donde María Hervás brilla dentro de un personaje dolorido y apaleado no solo por los monstruos. Como mujer empatice y sentía un tremendo dolor. Pero pensaba ¿Y los hombres que la vean?
Esos cinco actores que ponen cara a los monstruos hacen un trabajo donde yo sentí el miedo pero también la valentía de que se conozca algo muy importante como es la verdad.
Siempre he creído en el papel educador del teatro pero creo que con Jauría es un papel imprescindible, todos y todas deberíamos ver y analizar nuestros comportamiento y actitudes y trabajar por crear un mundo más seguro e igualitario donde ninguna mujer tuviera que padecer una situación tan atroz.
No voy a hacer ni la pregunta de si os la recomendaría porque como os digo debería ser de obligada visión. El domingo termina en el Pavón Kamikaze con todas las localidades vendidas, pero ellos y ella continuarán en un gira donde los estómagos de los espectadores y espectadoras se verán resentidos.
Gracias al Teatro Pavón Kamikaze y a su guionista, director y reparto por tirar para adelante una historia de tanto dolor e injusticia, que se debe conocer.
Pero sobre todo gracias mi chico por cumplir mi deseo de conocer ese teatro, viendo la obra que yo había elegido. Seguir construyendo una vida común es un viaje apasionante y del que tengo comprados todos los billetes.
Solo os puedo decir que mucho dolor del pasado se quedo ayer en ese asiento de la fila 7 impares, así que nada a seguir viviendo, con el agradecimiento de quiénes conociendo mi vida, ayer se tomaron algo conmigo cuando salí mareada y llena de emociones por el cuerpo.
Muchos besos rinconer@s, que paséis buena tarde :) :) :) :) :)
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