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miércoles, 7 de septiembre de 2022

Está siendo un verano de calor, fuego y cenizas

Muchos y muchas nos despedimos del verano cuando volvemos de unos días de vacaciones o comienza septiembre. Una costumbre que siempre he llevado a la práctica en este rincón, pero oye trabajando o no, el verano dura hasta el 21 de septiembre, por eso todavía no me quiero despedir de uno de los veranos que más he disfrutado.

Este verano del 2022 comenzó muy pronto, me acuerdo cuando en mayo iba a trabajar sin chaqueta porque se andaba a gusto por la calle. Me puse un día la de "cuero vegano" -como dice mi chico- y me la tuve que quitar del calor. 

Pero llegó junio, y con él la primera y para mí, horrenda ola de calor, no recuerdo haber pasado tanto calor en mi vida, fueron unos días horribles, ir a trabajar, salir de casa o dormir se convirtieron en actividades de riesgo.

Durante julio y agosto no es que haya habido mucha tregua, porque las noches de julio o de agosto antes de irme a la playa han sido infernales. Ni duchándome antes de irme a la cama o el ventilador fuerte han sido un alivio, llevándome a situaciones mentales muy límite. Porque se juntan el calor, el sudor y el insomnio.

Muchos y muchas nos preguntamos ¿Y este calor? Pero, en serio nos lo preguntamos, vivimos en un planeta que nos estamos cargando, donde el capitalismo atroz se está llevando todo por delante, incluido el planeta ¿Estamos a tiempo? Yo creo que sí, no hay detalle pequeño porque piedrita a piedrita hacemos un muro, pero todos y todas debemos concienciarnos, porque seguramente los peor está por llegar.

En estas olas de calor que se han ido sucediendo, es cuando te das cuenta que aunque yo ames Madrid, te plantees irte de ella. ¿Qué son esas calles donde el asfalto manda? ¿Y esos parques cerrados? ¿Y los árboles? Un modelo de ciudad indecente, que a la larga pagaremos las consecuencias.

Con este calor, es increíble pero los incendios en muchos casos son inevitables, más cuando los estamentos correspondientes no se preocupan para nada de preparar la temporada de verano, limpiando montes o dotando de herramientas y presupuesto suficiente para sofocar incendios. Pero oye es más fácil seguir mirando hacia otro lado. Claro, porque dejamos de lado a los hijos o hijas de Satán capaces de provocar un incendio.

¿Cuándo entenderemos que la naturaleza es la que nos da la vida?


El lavado de manos de algunas instituciones ante el drama ecológico, personal, social y ambiental que provocan los incendios es un escándalo, pero la gente sigue votando a esos partidos, y a lo mejor dentro de no mucho, pagaremos todos y todas las consecuencias.

Un verano que ha dejado campos arrasados, animales muertos, casas arrasadas, vidas devastadas y un entorno que tardara mucho en recuperarse.


Un verano que muchos y muchas recordaremos por el calor y la tristeza que nos provoca ver como el fuego ha dejado todo seco y sin vida a su paso.

No tengo la solución a este problema climático que nos enfrentamos, pero o empezamos a tomar conciencia y cuidar al planeta en el que vivimos, porque quizás nosotros o nosotras no lo veremos, pero los y las que vengan detrás pagarán las consecuencias de este maltrato.

Muchos besos rinconeros y rinconeras y mañana os veo con la salsa de la vida: Teatro.

:) :) :) :) :)





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