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lunes, 17 de enero de 2022

A la ciudad de los rascacielos nos llevo Carmen Martin Gaite: Caperucita en Manhattan

Desde la primera vez que pise la casa de los padres de mi chico -hace catorce años- vi por primera vez la novela breve con la que quiero inaugurar esta nueva semana de enero, que la comienzo desde casa algo chunga de la tripa. Pero no ha sido hasta mi última visita en Nochevieja cuando le cogí y me lo traje para casa, con la intención clarísima de seguir disfrutando de Carmen Martin Gaite.


Caperucita es un clásico de la literatura sobre la iniciación a la vida adulta, sobre los peligros a los que tenemos que hacer frente y la exigencia de hacerlo en libertad y soledad. Carmen Martin Gaite nos recrea esta historia y la adapta a la sociedad en la que vivimos, con una Caperucita que es una niña de hoy y que se mueve en un bosque muy diferente (Manhattan), aunque también se encontrará con los personajes del famoso cuenta: miss lunatic, mister golf,etc.

Se nos ofrece a través de esta historia corta la ocasión de reflexionar sobre nuestro propio mundo, sobre la manera en que nosotros intentamos cada día ser diferentes y sobre cómo ser nosotros mismos en la sociedad en la que nos ha tocado vivir.

¿Cómo ser niño o niña en el mundo y no decaer en el intento?
¿Cómo poder soñar con ir un barrio más alejado de tu casa si solo hay peligros a tu alrededor?
¿Cómo ser Caperucita y no encontrarte con el lobo en cada esquina y con diferentes formas?

A través del jamón -como denomina Martin Gaite a Manhattan-, somos testigos de los sueños, alegrías, lágrimas, excursiones, pasiones, aficiones, enfados... de una niña que nace y crece en la ciudad de Nueva York. Un viaje por la imaginación y por unos personajes fascinantes que nos trasladarnos a sus páginas y disfrutar de ellas:

- De las tartas de fresa.
- De la personalidad de la abuela.


- De las excentricidades de la madre.
- De ese eterno metro de la ciudad.
- De ese mapa desgastado de Nueva York.

Una novela que según me contó una amiga es lectura obligatoria en el instituto en el que trabaja y que todos y todas deberíamos leernos, porque es una lectura tranquila y dulce. Eso sí, el final me ha dejado con la boca abierta.

Muchos besos rinconeros y rinconeras y espero veros mañana con una nueva mujer 

:) :) :) :) :)

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