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martes, 14 de enero de 2020

Mi infancia son recuerdos de una gran familia

Desde que dentro de unos días es el aniversario de que mi yaya nos dejo, he andado con la sensibilidad a flor de piel, emocionándome a cada rato y recordando cada instante de la infancia que forjo la persona que se sienta en este martes de enero con vosotros y vosotras.

Por razones que la verdad no vienen al caso no he tenido relación con mi familia por parte de padre, por lo que la familia de mi madre, además de la más estrictamente directa, siempre la he considerado mía. Una familia en donde a través del amor, el cariño y la educación fui creciendo y siendo enormemente feliz.

Toda esa felicidad siempre se ve interrumpida cuando tienes que despedir a la gente que quieres, porque la vida de forma irremediable ya no volverá ser la misma, ni mejor ni peor, sino distinta.

Después de mucho tiempo creo que como una frase de Albert Espinosa dice "Lo triste no es morir sino no vivir intensamente", en este caso yo la reinterpretaría diciendo "lo triste habría sido no haber vivido con ellos y ellas".

Ellos y ellas fueron dejando en mi un poso de amor y recuerdos que hace que su falta sea mucho más llevadera, y considero que no recordarlos con una sonrisa en la cara sería una enorme falta de respeto:

- Mi tía Maru, a la que cuál considere una segunda abuela, me regaló el poder disfrutar de la vida a través del juego, con la premisa de que luego había que recoger. Ella y mi tío Víctor me hicieron amar la Navidad y esperar con ansía todo el año para que llegarán esas fechas y poder ir a su casa, donde os doy mi palabra fue inmensamente feliz.

- Mi tía Joaqui, me enseñó como el carácter medido no es malo, más bien todo lo contrario, que nunca se te quede en la tripa nada que decir.

- Diego, mi Diego, me dejo su cariño, afecto y esas sesiones de juegos con él.

- Mi tío Pascual me enseño como la familia es lo más importante, da igual donde ésta esté,  te puedes coger tres autobuses y madrugar para estar al lado de quien te necesita, su tamaño corporal no tenía ninguna relación con su corazón. Y su mujer, Modesta, esa sonrisa eterna y cariño infinito a todo el que la rodeaba.

- Mi tía Mari, me regalo una infancia en donde los libros han sido mis fieles acompañantes. Una gran mujer que siempre en la sombra ha estado al lado de mi madre y mía.
Creo que alguna vez os he compartido que de muy pequeña estuve mucho tiempo ingresada en el hospital por una enfermedad de cuyo nombre no quiero acordarme, y allí estaba ella, para tenderle una mano a mi madre y leerme hasta que me durmiera.
No hay gran y mal momento de mi vida en donde ella no haya estado, por eso su ausencia está siendo tan dolorosa, pero su amor estoy segura que siempre nos va a acompañar.

Y ya que poder decir de mis yayos -porque así es como me gustaba llamarlos-, han sido imprescindibles para mi, estoy segura que yo no sería como soy a día de hoy, si él y ella no hubieran estado.

Nunca me cansaré de decir que Felipe ha sido el hombre de mi vida -mi chico es el hombre con el que la comparto- y sus palabras muchas veces toman mucha vida en mi cabeza y recordarle se convierte en una obligación, en cada película de Disney o Rocky, en cada baile, en cada olor a café, viendo la sonrisa de mi madre, acariciando su cámara de video...

¿Y Mundi? la mujer tranquila, educada, comedida, pero a la par enormemente fuerte mostrando pocas veces un carácter donde sus ideas siempre estaban claras y en donde la prioridad era su familia: sus hijos e hijas y sus nietas y nietos, los cuáles la hemos disfrutado hasta el final.

El fuego donde danzar a su alrededor, no hay día que no pase por una iglesia y no la vea presignándose aunque fueran 40, no hay spaguetti que me coma que no me venga a la boca el sabor de los suyos, no hay villancico que no oiga que no me lleve a sus canturreos "hasta puerta hemos venido 400 a cantar...", cuando me miro en el espejo y dudo de como me veo, pienso en ella y en su sinceridad y siempre me viene la respuesta.

Estas Navidades que ha sido horribles en cuanto a las despedidas de personas que queremos, me han reforzado en la idea de que la familia es crucial, no hay problema que no se pueda hablar o solucionar, no hay abrazo que dejar de dar, ni hay sonrisa que guardar mientras sea con ellos y ellas.

Por ellos y ellas, los que estuvieron en nuestras vidas y tantas anécdotas y recuerdos vitales han dejado en nuestro corazón.

Espero que algunos y algunas de Los Pérez y Los Marina lea este post, así que solo quiero daros las gracias por haber hecho de mi, una niña completa y absolutamente feliz, mi vida jamás hubiera sido la misma sin vosotros y vosotras, da igual la distancia o lo que tardemos en vernos, siempre estáis en mi corazón y que coño, os quiero.

No nos quedemos con un te quiero nunca escondido en la boca rinconeros y rinconeras, muchos besos y espero veros mañana


:) :) :) :) :)


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