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sábado, 3 de agosto de 2019

Mi recuerdo

Ayer me despedí de vosotros y vosotras compartiendo que este primer fin de semana de agosto sería de emociones y sentimientos, en dónde una parte muy íntima de mí se iba a sentar a compartir algunas partes escondidas en cofres.

Pero no me siento a compartir algo triste, porque todo lo que sea relacionado con la persona de la que os voy a hablar solo me trae felicidad.

Es un recuerdo bonito, que me vino a la cabeza hace unos meses y que había encerrado en mi tarro de los buenos momentos del 2019 y en mi diario, pero hoy lo sacó

¿Por qué? Porque me hace feliz ese recuerdo y pensar en esa persona.

Apareció sin esperarlo, sin buscarlo y me pellizcó el corazón y me hizo llorar:

- de alegría porque me saca la sonrisa
- de tristeza porque la protagonista ya no está
- de ilusión porque pudo vivir esa tarde tan especial siendo testigo de un momento que había soñado desde niña.

Un sueño que aunque cada día es mas lejano, no renunció algún día a poder cumplirlo.

Todo viene de una mujer, La Sole, mi gaditana andaluza que venía a Madrid a buscarse y labrarse un camino como artista, porque si algo destilaba era puro arte tanto en su cante como en su baile ¿Quién era esa Sole? Yo.

Y con esa Sole y bajo el lema a seguir "vamos a la playa", en esa ficticia playa en mitad de un teatro de pasacalles en la puerta del Sol de Madrid, viene mi recuerdo.

Me veo allí vestida con un biquini de lunares blancos y fondo rojo que me había comprado en el mercadillo de mi barrio, con el pelo recogido y una gran peineta, cantando para los transeúntes y allí la veo, a  mi yaya.

Mi yaya siguiendo a esa andaluza tan mía que solo quería demostrar su arte, y la veo ahí siguiéndome y pidiéndole a mi madre dinero porque "quería echar algo a esas chicas que cantaban tan bien" :P

Parece que todo estaba preparado, pero nada más ajeno a la realidad, primero porque fue una verdadera sorpresa para mi verla allí y segundo verla ir detrás de ese pasacalles con una sonrisa en la cara.

Lo mejor de todo el día llegó cuando al volver a casa después de ese subidon de adrenalina tremendo, llegué a casa y me dijo "madre mía Natalia que orgullosa me he sentido hoy de tí"

Esas palabras fueron mágicas para mis oídos y sentí que aquella vergüenza, aquella tarde, aquellos nervios, aquel tembleque había merecido la pena porque ella lo había visto y se sentía orgullosa.

Mi familia es mi tesoro, y ella sin duda fue el sol que más calor me dio durante los 33 años que he tenido la suerte de compartir con ella.


Muchos besos y a seguir disfrutando del fin de semana y de los abuelos y abuelas porque luego cuando no están se les echa tanto de menos...


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