¿Qué tal lleváis la preparación de esta noche?
Y hoy aunque ando medio malilla (es en mi una tradición navideña ponerme mala estos días) no quería dejar de sentarme esta Navidad del 2018 que para mi tiene unos ingredientes que hacen de ella unas fechas un tanto agridulces, pero aún con ese sabor quiero sacar una sonrisa porque ellos y ellas, los que no están se lo merecen.
Este va a ser el primer año que mi familia y yo pasamos estos días sin la yaya y es que parece mentira pero ya casi ha pasado un año desde que mi yaya se fue y pensamos o por lo menos a mi me reconforta pensar que está en un lugar donde no hay dolor y donde ir después de tantos años de la mano de mi yayo, y de todos aquellos y aquellas que hemos tenido la suerte de conocer y dejar un pedacito en nuestros corazones y memoria, porque aunque la ausencia es dura, creo que hubiera sido mucho peor no tener la suerte de haber podido disfrutar con ellos unos cachitos de nuestras vidas.
Un año que casi ya se despide en el que hemos tenido que decir adiós a personas muy importantes y queridas, pero por los que el corazón sigue latiendo fuerte, porque no las vemos ni las tocamos pero el corazón, por lo menos el mío, late muy fuerte cuando pienso en ellos o ellas.
Por otra parte va a ser una Navidad raruna porque una señorita a la que adoro está en la otra parte del mundo cumpliendo el sueño que era vivir en Nueva Zelanda, a estas horas ella está dormida porque ya ha celebrado la Nochebuena, pero la distancia geográfica enorme no va a hacer que esta noche, como cada día desde que se fue me acuerde de ella y esté feliz de ver su felicidad, su cara de plenitud cuando hacemos las largas video llamadas y de sentir como ni la distancia rompe esa relación tan especial que nos une desde que nació hace casi 25 años.
Mi niña preciosa sigue disfrutando de la vida, sigue viviendola como te lata el corazón, como te salga del estómago, ríe, canta, salta baila, zambullete en cada sueño que te propongas con la única mira que encontrar la felicidad y vivir la vida como tú quieras, porque ésta no te va a dejar ir para atrás y debes vivir la vida que sientes y te salga del moño alto ese que te pones en la cabeza. Te quiero mucho más de lo que expresan las palabras, porque como te he dicho alguna vez, tuve la certeza cuando naciste que serías uno de los grandes amores de mi vida.
En este post tan personal quiero desear una feliz Navidad a todos y todas las que me leéis, los y las que no, a mi familia, a mi familia laboral, pero en especial a tres personas:
A mi chico porque como te dije ayer por la noche cuando volvíamos después de unas horas de locura y apretujones en el Primark de Gran Vía, me haces inmensamente feliz cariño, se que estoy teniendo un año de contrastes pero tú como desde hace casi doce años sabes estar a mi lado, respetando nuestros espacios vitales y llenándome de amor.
A mi mitad, mi amiga Lorena, que está teniendo un año complicado, pero ella siempre sale adelante, sacando la cabeza y demostrando lo que es desde que la conozco una mujer muy fuerte, llena de virtudes que saca a cada momento. Y ya sabes Lore me siento muy orgullosa de ti y sobre todo te quiero mucho.
Amigui, este año un motivo más de felicidad para ti, Javi y la pequeñita de las pulseritas con nombre propio de chica... Así que gracias por dejarnos compartir tu vida y tu familia junto a vosotr@s, porque creo que sabes de sobra lo mucho que os queremos a los cuatro.
Y no me quiero dejar a nadie, Irene, mis mensajeras y nuestros peques que nos sacan cada día la sonrisa con sus besos y aprendizajes...
En definitiva, deseo que paséis una feliz noche y que la magia de la Navidad nos envuelva a todos y todas, pero hoy dejarme que me despida con un beso al cielo lleno de amor y recuerdos bonitos.
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