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domingo, 7 de abril de 2024

Mi infancia son recuerdos en Alcalá de Henares

 

Mi infancia no son recuerdos de un patio de Sevilla ni de un limonero, pero siempre que escucho esta canción recuerdo la mía con mis padres todavía casados, mis yayos y mis tíos siendo jóvenes.

Recuerdo esa primera vez que mi padre se unía a un plan de cine, cuando en la Gran Vía fuimos a ver Solo en casa, el dolor de tripa con la escena de cuando se le cae la plancha en la cara, me sigue dando tantos años después.

Recuerdo esos viajes a Nerja con las cintas de Gloria Stefan, Los Chichos, Camela...

Recuerdo esas barbacoas en el Escorial.

Recuerdo esas mañanas de Reyes de puro nerviosismo y ver a mis padres cansados, yo no entendía nada. Bendita inocencia.

Recuerdo ir en la Renfe a Fuenlabrada al mercadillo de los sábados para que luego viniera mi padre a recogernos y comer donde Goyo.

Recuerdo ese último adiós en la puerta de aluminio cuando asumí que esa familia no volvería a ser la misma.

Pero no me quiero poner triste, porque hoy os traigo la penúltima escapada que he hecho muy cerca de Madrid y que por supuesto me recuerda a mi infancia. Porque si esta estuvo marcada por algo fue, con ir los domingos a tomar el aperitivo a Alcalá de Henares.

La tierra donde nació Cervantes y la historia del hidalgo caballero.

La tierra del saber con la Universidad.

La tierra donde no parar de ver.

La tierra donde degustar.

Y hablando de degustar, os comparto el sitio de mi vida: Las cuevas del Rocinante.



Un sitio donde volví después de unos años, esta vez comiendo por primera vez de adulta en el salón, con mi chico sentado enfrente de mí, contándole la cantidad de veces que había estado allí. Comiendo, jugando en la parte de fuera mientras mis padres estaban en la terraza. Porque venir a Alcalá era venir al Rocinante. Comer sus platos típicos en un ambiente muy quillojesco y con un sabor muy bueno. Nosotros degustamos el menú especial de los fines de semana, el cual os recomiendo. Para no tener problemas de quedaros sin mesa, os recomiendo que visitéis su página y hagáis reserva.

Venir aquí es recorrer sus calles que te llevan a esa gran plaza, donde los soportales, los negocios y la Feria Medieval una vez al año llenan sus calles de vida. Cuando estuvimos nosotros, estaban ensayando los pasos de Semana Santa, haciéndonos recordar que esos días festivos cada día estaban más cerca.


Sus espacios amplios, sus calles donde pasear, el Museo Arqueológico Regional, y por supuesto la casa de Cervantes.

Parece fuerte pero de todas las veces que había ido a Alcalá jamás había entrado, o bien porque no estaba abierta o porque no daba tiempo, por lo que David y yo no nos lo pensamos y emprendimos el rumbo a entrar donde nació el escritor, donde concibió sus obras y donde gestó ese Quijote, mundialmente conocido.



Una visita gratuita por las estancias de esa Casa Museo, donde ves el paso de los años, como eran concebidas las casas, los espacios y pensar que hace más de 500 años ese genio comenzó su andadura literaria, que tanto marca a nuestras letras y literatura, siendo referente a nivel mundial.

Una visita que yo diría, obligatoria.

Pero es que Alcalá es para perderte en ella, andar, pasear, ir de la mano de alguien a quien quieras o sola, pero ir descubriendo cada rincón de un sitio que cuyo nombre siempre recuerdo.

Que no se me olvide, visitar la tienda oficial de la Casa Cervantes que está justo enfrente, con un hombre muy amable que tiene música sacra de fondo de una tienda donde yo me traje varias cosas que siempre había querido.

Así que ir a visitarla por primera vez o muchas porque ir a Alcalá de Henares siempre es un auténtico placer.

A seguir disfrutando del finde rinconeros y rinconeras 
:) :) :) :) :)








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