Si no empatizas, no sufres, no te enfadas, no te revuelves al ver la película que os siento este domingo, es que no la entendéis.
Muchas veces oigo ¿Pero, qué queréis las feministas, si tenéis los mismos derechos que los hombres? ¿Verdad? Para llegar al momento actual, venimos de un pasado, en el que muchas mujeres han llegado a perder hasta la vida por conseguir cosas tan frecuentes en nuestras vidas actuales como:
- Abrir una cuenta.
- Casarse por amor.
- Poder votar.
- Poder tener acceso a unos estudios académicos.
- Tener acceso a una IVE segura, libre y gratuita, al igual que el acceso a anticonceptivos.
Un suma y sigue...
En octubre de 1931 y gracias a la perseverancia y trabajo duro de Clara Campoamor en Las Cortes Españolas, las mujeres conseguimos el acceso al sufragio, cierto es que con la Guerra Civil y la Posguerra nos tiramos más de cuarenta años sin poder votar. Pero antes de Campoamor, hubieran otras en otros países y su movimiento y lucha está perfectamente reflejado en Sufragistas, una película inmensa.
El movimiento sufragista nació en Inglaterra en vísperas de la I Guerra Mundial. La mayoría de las sufragistas no procedían de las clases altas, sino que eran obreras que veían impotentes cómo sus pacíficas protestas no servían para nada. Entonces se radicalizaron y, en su incansable lucha por conseguir la igualdad, se arriesgaron a perderlo todo: su trabajo, su casa, sus hijos e hijas y su vida. La protagonista es Maud, una mujer que reivindicó la dignidad de las mujeres.
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