¿Cómo daría Nora su célebre portazo de Casa de muñecas en 2024, ciento cincuenta años después del estreno en Oslo del célebre drama de Ibsen? ¿Por qué volver otra vez al archiconocido portazo de Nora? ¿Por qué en 2023 se revisitó la obra en Broadway, protagonizada por Jessica Chastain? Algo seguirá removiendo nuestras conciencias cuando regresamos al emblemático portazo, que simboliza el nacimiento de la independencia de la mujer frente al dominio del hombre en las relaciones familiares y de pareja. Por supuesto que la sociedad occidental ha cambiado en siglo y medio. Pero tal vez no lo suficiente. Todavía mantenemos roles y estereotipos que impiden el desarrollo profesional y personal de la mujer en igualdad de condiciones que el hombre. Hemos imaginado cómo serían la vida y las inquietudes de Nora en 2024, qué le llevaría a abandonar a su familia: una mujer que necesita recuperar el tiempo empleado en cuidar de su marido enfermo y de sus hijos para cuidar de sí misma, estudiando y trabajando.
Todo ello nos conduce, además, a intentar emocionar a los espectadores reflejando con el espejo del teatro los conflictos y contradicciones de los seres humanos de hoy y de siempre. Ojalá esta representación llegue a rozar la piel del alma del público, de todos los públicos.
Su director de montaje Lautaro Perotti se pregunta:
¿Por qué revisitar Casa de muñecas a casi ciento cincuenta años de su estreno? ¿Quizás porque los grandes clásicos nos permitan bucear en nosotros mismos? ¿en nuestros prejuicios y miserias, en la hipocresía e injusticias, en los mandatos sociales, en las crueldades y limitaciones con las que convivimos y nos condicionan en nuestras vidas? ¿Nora enfrenta a su marido, lucha por el rol de la mujer en la sociedad o sencillamente se anima a enfrentarse a sí misma? ¿No es este uno de los roles del teatro, con dolor y valentía afrontar la realidad, o por lo menos a nuestra verdad relativa, y transformarla para poder emprender humildemente el camino de la libertad?
Tal vez Ibsen hoy nos permita justamente hacernos preguntas, y en la búsqueda de respuestas mirarnos al espejo, descubrir quienes somos y cambiar el mundo. O simplemente, como Nora, dar un portazo al pasado, a lo que se quería o esperaba de nosotros y animarnos a ser quienes deseamos ser realmente.
Una obra que la descubrí por internet porque me llegó al móvil el cartel con esos inmensos ojos azules de María León, y que yo el próximo sábado podré vivir en persona, porque no podía ni quería perdérmela.
¿Nos vemos en el teatro rinconeros y rinconeras?
:) :) :) :) :)
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