Este miércoles os quiero sentar dos películas españolas, que nada tienen que ver pero que las une el hilo fino de calidad.
Solo conocía el cartel de También esto pasará, porque se lo vi a Carlos Cuevas en su Instagram, pero no fue hasta el sábado cuando en un cumpleaños familiar, me hablaron de ella, por lo que ante los horarios incompatibles para ver La buena letra, David y yo decidimos ver esta nueva película de María Ripoll que tiene como centro el duelo.
"Cuando su madre fallece, Blanca acaba de cumplir cuarenta años. Para escapar de su dolor, encuentra refugio en el sexo, con amantes, exmaridos y cualquier otro vínculo casual que la haga olvidar, aunque sea por un rato, que su madre ha muerto. Incapaz de poner en orden su vida de adulta 'huérfana' en la ciudad, y casi como un escape más, Blanca decide viajar a la casa de su madre en el pequeño pueblo de pescadores de Cadaqués".
Muchos nos hablan de duelo y sus fases, pero ¿Cómo gestionarlo? ¿Cómo aprender a vivir con aquella que te dio la vida y además has tenido la suerte de que sea una buena madre? ¿Cómo superar la muerte de una madre?
Siempre se ha hablado de la perfección de las mismas, pero es que éstas no vienen con manual y tienen imperfecciones como cualquier persona, y de esas también aprendemos, vivimos y nos reflejamos.
Me pareció una película deliciosa:
- En el tono, monocorde y con ese constante monólogo.
- En el guion, sin estridencias, tranquilo y firme como el libro en el que esta basada la película.
- En la ambientación, con esa Cadaqués arrebatadoramente bella. Por cierto, una casa que hemos podido ver el año pasado en una de las pelis del año, La casa en llamas.
- En la tremenda interpretación que se marca Marina Salas, dando vida a la hija huérfana, adulta pero huérfana de ese sustento, ejemplo y amor sin más ni menos, que le ha regalado su madre durante casi 40 años.
- En mostrar el dolor sin tapujos si revueltas.
- En las adicciones como cortina de humor de la tristeza y el dolor que puede acompañar al duelo.
- En el respeto a los tiempos que cada persona necesita para volver a sonreír.
Una película que debo admitiros que me dejo baldada en lo físico y en lo emocional, porque no podía, ni quería parar de llorar. Justo el día que me recomendaron la película, había tenido una conversación intensa y dolorosa sobre mi madre, lo que estamos viviendo en este momento y como hay días -muchos- que no se por donde va a salir todo y el dolor que me provoca. Descargar y compartir con aquellas en las que confías, que sabes que no juzgan, y solo escuchan, fue una suerte.
Como os decía al principio el duelo tiene unas fases pero de conocerlas a vivirlas en primera persona siempre hay un largo camino y no podemos juzgar, solo acompañar a aquellos y aquellas que las están viviendo.
Me dio mucha pena que en la sala de los Cinesa de Manoteras solo éramos siete personas, así que espero que este post, ayude a conseguir más público en las salas de cine, porque es una película de esas que te limpia y sana. Gracias a David por acompañarme en mis intensidades, alegrías y dolores del alma, porque solo él y yo sabemos lo que estamos viviendo, y sin su compañía todo sería más complicado.
Un beso y os veo a la vuelta del trabajo con alegría que mañana es San Isidro, y por lo tanto fiesta en Madrid.
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