Recuerdo cuando hace 12 años en la sala grande de Kinepolis se acabo la primera parte de Avatar, el aplauso unánime que recorrió todos los asientos, las caras de asombro, ese gesto de la cara alegre y, esa sensación que tuve cuando vi Pocahontas de niña y corrobore que el ser humano no ve más allá de su propio ombligo y seríamos capaces de destrozar todo a nuestro paso por imponer nuestra ley.
El día de Navidad después de una Nochebuena al son de las sonrisas de mi sobrina fui con mi chico y unos amigos a ver Avatar 2: el sentido del agua, eso sí, pagando el 3D -que por cierto os recomiendo- y el espectáculo visual fue arrollador, la emoción constante y el sentido de la indignación creciendo cuando iban pasando los minutos.
¿Qué nuevo nos tenía preparado James Cameron para esta nueva entrega de ese maravilloso mundo pandoriano?
Ambientada más de una década después de los acontecimientos de la primera parte, el sentido del agua comienza contando la historia de la familia Sully (Jake, Neytiri y sus hijos) los problemas los persiguen, lo que tienen que hacer para mantenerse a salvo las batallas que libran para seguir con vida y las tragedias que sufren.
Dos sensaciones muy fuertes recorren de principio a fin la película:
- La importancia y el pilar que es la familia, aquella por la que luchar, seguir y proteger por encima de todo y todos.
- El racismo. Sí, parece ser que este no es único en el género humano, porque ante lo desconocido y diferente siempre viene la desconfianza.
LO QUE MÁS ME HA GUSTADO:
- La nueva vuelta de tuerca que le han dado a esta entrega, dándole vida donde otros y otras solo veíamos mera recaudación, y aunque algo de esto habrá, también hay ganas de seguir compartiendo lo que sucede en aquel mundo donde el respeto y amor a la naturaleza es lo más fuerte.
- Lo visual, que es un absoluto espectáculo: colores y espacios donde a través del 3D te puedes sentir dentro de ese mágico y sensorial mundo.
- En la lucha y la huida siempre hay hueco para el amor.
- La magia y ensoñación que envuelve todo, desde la inmensidad del mar hasta el ser más diminuto.
- La familia Sully en su extensa versión.
- La duración. Si ve mi chico esto se va a echar las manos a la cabeza, pero a mi las más de tres horas de película se me hicieron cortas, ni le sobraba ni le faltaba un segundo de metraje.
- Ese nuevo mundo que se nos deja ver bajo el agua.
- Verla en versión original, con un inglés no muy difícil.
Por ponerle algún pero os diría que el personaje de Sully, me dejo fría, como si el humano soldado que fue siga viviendo muy fuerte dentro de él. Pero sobre todo seguir corroborando tantos años después que la maldad humana es infinita, no nos sirve con invadid, que también queremos aniquilar e imponer nuestra opinión y vida, aunque eso sea malo para la tierra en la que estamos.
No se si la habéis visto, pero esta nueva entrega se ha quedado en todo lo alto, y a mí me siguen dando ganas de volver a ver más, aunque pasen 12 años más y ya tenga medio siglo de vida.
No hago ni la pregunta, por supuesto que os la recomiendo, y si podéis permitíroslo mejor en 3D.
Muchos besos rinconeros y rinconeras
:) :) :) :) :)
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