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domingo, 10 de septiembre de 2023

Luz, amor y verdad en la ópera prima de Itsaso Arana donde me gustaría quedarme a vivir: Las chicas están bien


"Un cuento de verano sobre la convivencia entre cuatro actrices y una escritora que ensayan una obra de teatro de un antiguo molino, apartado del mundo. Es la historia de un hechizo. Con princesas, sapos, ríos, cartas y hasta un príncipe despistado.

Durante esos días de ensayo, las chicas se irán conociendo y midiendo a través de los materiales que plantea la obra, y aportarán sus propias vivencias alrededor de los temas de sus personajes, el amor, la belleza, la orfandad, la fe, la amistad, la actuación, la muerte".

Las chicas están bien es de esas películas en la que te quedarías a vivir, no miras el reloj, y cuando termina, te preguntas ¿Ya?

Esta es una película de oficio, respeto, ternura, empatía, juego, improvisación, luz... mucha luz.

Esta ópera prima que tuve la suerte de ver hace unos días en los Cinesa de Manoteras tuvo muchos, pero que muchos detalles que tener en cuenta:

- Las chicas, las cinco actrices que nos regalan un juego dramático, del que estudiarán los y las que se quieran dedicar a la interpretación.

- La tranquilidad, la calma y la dulzura en cada plano.

- La conexión entre esas cinco mujeres, sus historias verídicas que han entran en el juego dramático, es un arte.

- Cine, cine en estado puro.

- Esos colores neutros, llenos de vida, de luz y de amor.

- Las localizaciones como parte del reparto.

- El ensayo, la dedicación y todo el trabajo que hay detrás de montar algo ya sea obra de teatro o película. 

- El inmenso amor que se desprende de cada plano donde una embarazada Barbara Lennie nos regala uno de los papeles de su vida.


- Unos diálogos dignos de remarcar, en su tono y pausa.

- La cama de ensayo como pieza central.

- La fotografía llena de luz.

Y no me canso de decir, la imprescindible mirada de las mujeres en el cine, viendo historias y a mujeres en las que podernos ver reflejadas, tanto en sus luces como en sus tristezas.

Llevo años disfrutando de Itsaso Arana delante de las pantallas, la última vez el año pasado con la serie Las últimas de la fila, pero su incursión en el mundo de la dirección, solo me hace cerciorar la larga vida que le queda al cine español, lleno de historias, diversidad y personas que mostrar.

No hago la pregunta, ir al cine a verla. El sábado pasado la pude ver en los Cinesa de Manoteras y solo os digo que la sala estaba llena y la cara de placer y gusto de los y las que ahí estábamos se veía desde que la pantalla se apago.

Este domingo ha sido especial pero también algo agobiante, porque cuando la ansiedad llama a tu puesta poco puedes hacer.

Feliz comienzo de semana.



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