Árida, asfixiante y calurosamente buena: El poder del perro

 

En la pasada edición de los Oscar la directora Jane Campion, fue la tercera mujer de la historia en ganar un Oscar a la mejor dirección, por la impresionante película que os siento este sábado, El poder el perro.

Una peli en la que sudas, en la que te despistas pero con un final tan alucinante que piensas: Joder si ya iban dando pistas desde el principio con pequeños detalles de verdadera maestra.

"Montana, 1925. Los acaudalados hermanos Phil y George Burbank, son dos de las caras de la misma moneda Phil es impetuoso y cruel mientras George es impasible y amable. Juntos son co propietarios de un enorme rancho donde tienen ganado. Cuando George se casa con una viuda del pueblo, Rose, Phil comienza a despreciar su nueva cuñada, que se instala en el rancho junto a su hijo, el sensible, Peter".

LO MEJOR DE ELLA:

- El trabajo de contención de Benedict Cumberbacht. Mostrando las mil y una caras de un actor colosal.

- La cara más clara de lo que es la misoginia más atroz, cruel, dantesca e irrespirable.

- Esa sensación de angustia que recorre la cinta de principio a fin.

- Un reparto en el que todos y todas están sublimes, mostrando lo justo y necesario para ir desojando los pétalos de las flores.

- La aridez y calor del paisaje.

- Peter, sus silencios, sus sufrimientos y sus venganzas.

- Esa cámara indiscreta que todo lo ve y lo va mostrando poco a poco, jugando con un factor sorpresa, que es ese final como un puñetazo directo a la cara, donde la venganza se sirve en plena aridez norteamericana.

- Pocas palabras en un guion donde éstas son las justas y necesarias.

- Lenta, pero firme y segura.

- Jane Campion que es una directora colosal, a la que no había que dejar pasar más de 20 años para regalarnos otra gran película. ¿Os acordáis de El piano? Ella era su directora.

¿La habéis visto? ¿Qué os ha parecido? Sino la habéis visto, la tenéis dentro del catálogo de Netflix, a quien de momento se le sigue resistiendo el Oscar a la mejor película.

Muchos besos rinconeros y rinconeras y ahora sí que sí, hasta mañana 

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