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martes, 20 de marzo de 2018

Recuérdame, recuérdala, recordándola


Inevitable es ver esta escena y no trasladarme a un pasado no tan lejano y recordar de forma instantánea la sonrisa mágica, pequeñita y llena de amor de mi yaya, que hoy hace dos meses que nos dejo.

El paso del tiempo es algo imperioso porque no hay nada ni nadie que pueda luchar contra el tic tac de un reloj, y la verdad es que estos dos meses han pasado muy tristes pero muy rápidos, con un dolor muy profundo, al constatar que ya no la vemos a ver más, y eso los que habéis perdido a alguien muy querido o querida sabéis que es muy doloroso, aunque siempre se trata de quedar con lo bueno.

Estos dos meses han estado llenos de lágrimas pero también con el corazón, la memoria y la mente invadiéndose de preciosos recuerdos que hacen que el recordarla sea motivo de amor y suerte porque han sido muchas las cosas vividas en 33 años junto a ella:

- De pequeña la acompañaba a una joyería donde estaba literalmente obsesionada por la medalla de una "virgen niña" como la llamaba ella, y cuál fue mi sorpresa cuando para mi comunión mi medalla llevaba la imagen que tanto me gustaba desde hacia tanto tiempo. Y es que así era ella recordaba los pequeños detalles y los convertía en magia.
Ver una bata de estar por casa, es visionarla a ella, en su casa con su pijama y su bata de guatine.
- Ver los fines de semana "cine de barrio"  es recordarla sentada en su sillón con cara de ver la película por primera vez con esa mirada profunda y sonrisa deliciosa. Y ya si había canciones que maravilla... porque ella las canturreaba recurriendo a esos recuerdos guardados en alguna parte de su mente.
- Comer pasta es recordar como era la mejor cocinera de spaguettis del mundo, con un sabor muy especial.

Me era difícil no volver a ver a Coco y recordarla a ella, a cada gesto de la abuela Coco, en sus manos, en las arruguitas de su frente, en esas manos llenas de vida y magia... pero sobre todo ese gran homenaje que hace la película a sus muertos, porque en la tradición mexicana y en la mía propia también, creo que las personas no mueren nunca (salvo su cuerpo) mientras las nombremos en alto y las recordemos con cariño, siempre estarán vivas en nosotr@s.

Dos meses de aprendizaje, porque aprender a vivir sin ella es muy complicado, dos meses de una nueva vida que aunque con dolor y pena han dejado brillo y luz porque así era mi yaya, una mujer que todo lo que tocaba era amor, luz y verdad.

Por eso hoy, ayer y cada día la recuerdo y la sigo queriendo como antes de partir, gracias por tanto, gracias por todo.


Muchos besos rinconer@s y solo puedo decir que en el olvido esta el verdadero adiós, y ese es el que no me quiero permitir.

Gracias a tod@s los que habéis estado a mi lado y los que seguís, vuestra fuerza es la mejor de las compañeras y ella allá donde esté la mejor fuente de energía.

Te queremos yaya.

:) :) :) :) :)

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