Es increíble que este viernes 22 de agosto podremos escuchar David y yo la canción con la que quiero comenzar este post de hoy en el Estadio de Wembley de Londres.
Pero antes de eso, voy a retroceder algo en el tiempo. Allá por septiembre del año pasado, metidos en la cama, a David le llegó la noticia de que Coldplay haría conciertos en Reino Unido en el final del verano del 2025. Si comprabas el disco accedías a un código que te daría una preferencia para entrar en la preventa de las entradas.
David compró el disco, pero yo me suscribí en la página del grupo, por lo que nos llegaron dos códigos con el que solo aspirábamos a poder entrar en la cola virtual en la preventa. Pero nuestra experiencia cuando fueron a Barcelona fue de colas de más de medio millón de personas.
Llegó el 26 de septiembre y a las 09:00 hora inglesa (10 de la mañana) se podría entrar en la preventa de los tickets. Esa noche dormí bastante bien. David se conectaría con el móvil y yo desde el ordenador de mesa de nuestra habitación, pero todo con calma, porque total no íbamos a conseguir las entradas. Ese día me desperté pronto y me metí en la página de Ticketmaster en la presala, para a la hora indicada ver en que puesto estábamos y ver si quedaría algo para coger. Claro lo que no me podía imaginar ni el mis mejores sueños es que; primero, conseguiría entrar en la sala, y segundo con solo 1.100 personas delante.
No os imagináis lo nerviosa que me puse, porque en menos de 10 minutos me dejo entrar a coger las entradas de un sueño conjunto de David y mío, ver a Coldplay en directo, Los conocí gracias a él, y los vivo como algo muy nuestro. De los nervios me equivoque y puse que vivía en Reino Unido, pero menos mal que la página no me echo, me dejo rectificar. A eso de las 10:17 me hice una videollamada a David enseñándole la autorización de la venta de las entradas para el viernes.
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