Entré al cine con expectación y suspense y salí a carcajadas y con gratitud, pero sobretodo con la alegría de percibir que el director, Alex de la Iglesia ha vuelto a sus orígenes y es una gran noticia porque lo deseábamos, deseábamos tanto volver a reírnos como con "La Comunidad" o "El día de la bestia".
Un tema duro como fue la guerra civil española, como lo son los malos tratos, un atentado, son contados con un humor negro tan genuino que solo es capaz de hacerlo su director, porque además de hacernos reír, hace que reflexionemos sobre temas muy feos, con un telón de fondo como es el mundo del circo, sacrificado y fuera de lo normal. Porque no es normal trabajar como payaso o como domador de fieras, pero es un mundo tan complejo como que depende de la pequeña y bonita sonrisa de un niño.
Las sonrisas era la tónica general de la sala de cine, y el trabajo de los actores principales, Carlos Areces, Antonio de la Torre y Carolina Bang, es muy bueno, son personajes llevados al límite que podían caer en los tópicos de su actitud, pero no lo hacen , nos hacen reír pero también pensar sobre realidades muy patentes en nuestra sociedad como por ejemplo la lacra de la violencia machista, y es que esa escena cuando a la chica la pegan y nadie se mueve de la mesa, hace que pensar.
Y como para mi el cine es algo más que pasar el rato, me quedaré y os diré que vayáis a verla porque aunque las risas y el buen sabor de boca va a ser agradable, también nos hará reflexionar sobre que realidad vivieron nuestros abuelos y sobre que no queremos tener en la nuestra.
Pero esto es sólo mi opinión.
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