Powered By Blogger

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Mi refugio, mi equilibrio, mi fuerza... nadar

Desde aquellos tiempos que cada vez quedan más pasados, cuando se nos iba levantando el confinamiento mi amiga Lorena me animo a ir a nadar con ella: con precauciones, mascarilla, siguiendo las indicaciones sanitarias, pero animarnos a hacer algo de ejercicio. Y como la muy puñetera me conoce muy bien, sabe que yo soy muy feliz dentro del agua.

Al principio iba acompañada de ella o de mi primo el pequeño, hasta que llegó el día que me enfrenté  a ir sola. Muchos y muchas pensaréis que suena ridículo pero la vergonzosa que siempre he sido, se juzgaba de hacer cosas sola, mandándome mensajes como:

¿La gente te va a mirar?

¿Pensarán que no tienes amigos o amigas para venir con ellas?

¿Verán lo gorda que estoy?

Supere aquel primer trago y de forma intermitente primero por salud y luego por no poder dejar sola a mi madre, nadar quedo en un tercer plano, echándolo de menos, pero muy en el fondo de mí, sabiendo que estaba buscando excusas y que ese run run mental estaba muy latente.

Pero llegó este verano y un día decidí bajar, y al día siguiente, y al otro y al otro... hasta haber encontrado con 41 años uno de los hobbies de mi vida y sin el cuál en la actualidad no me encontraría bien, tanto a nivel físico que me estoy fortaleciendo cosa que a mi espondilitis le viene genial, como a nivel emocional, porque:

- Me siento bien.

- No me estoy juzgando.

- Estoy durmiendo por las noches.

- Estoy contenta conmigo misma.

- Me siento orgullosa de haberle dado una patada enorme a mis miedos, y solo disfrutar de aquello que me gusta y que además me viene bien.

Una afición, que estoy poniendo en el centro, para que terminé no solo siendo un hábito, sino una necesidad vital. No se poner palabras a lo que siento cuando estoy nadando, porque llega un momento que siento un silencio, un click, y ahí es cuando nada tiene importancia, porque ahí esta mi cuerpo demostrándome que cuidarle es necesario.

Salgo con la mente despejada, con ánimo para el resto del día y teniendo en cuenta que de todas las cosas que puedo hacer en mi día a día, cuidarme debe ser algo prioritario. No abandonarme, escucharme, tenerme en cuenta y saber que siempre puedo pedir ayuda si estoy agobiada, y esto último para mí, es muy complicado, porque no me gusta mostrar debilidad. Peor me doy cuenta que no siempre puedo estar bien, ni hacerlo todo bien, ni sentirme con el mismo ánimo y puedo recurrir a gente que me quiere y se que como poco me va a escuchar.

Ahí con mis gafas y tapones me siento poderosa. 

Siento que tengo el poder y la fuerza de superar muchas cosas.

Siento que tengo el poder y la fuerza de tirar de mí, mi ánimo, mi marido, mi casa y mi madre con otro ánimo.

Siento que tengo el poder y la fuerza de tomar mis propias decisiones y no pensar en que opinarán otros u otras.

Siento que después de casi dos años sin fumar, tome la decisión adecuada. Es verdad que muchas veces lo echo de menos, pero nadar sin ahogarme es algo que me hace sentir muy muy viva.

Y como la cara es el espejo del alma os dejo por aquí la mía. Me la hice en el mes de abril después de 10 días con una incómoda escayola en la pierna izquierda, pero con el ánimo de que me quedaba poco para volver a nadar.

Me veo guapa.

Me veo tranquila.

Me veo madura.

Me veo sin maquillar y raíces, pero reflejando la fuerza que estaba comenzado a cosechar.

Me veo siendo más yo que nunca.

Y esto último me hace sentir que he llegado a un punto en mi vida, en el que no tengo que demostrarme nada, no debo juzgarme con tanta fiereza y abrazarme y escucharme debe ser algo que no debo olvidar ningún día.

¿Hacéis algún deporte? Yo los días que no voy a nadar, salgo a dar largos paseos, en los que con mis cascos me doy cuenta de las cosas que me he perdido por ser tan vergonzosa, pero también las cosas que no estoy dispuesta a perderme por eso.

No solo a nadar, que sí, os animo a que busquéis aquello que os haga feliz, que os haga sentir paz y con el que sintáis ese poder que os he descrito.

Un beso muy fuerte rinconeros y rinconeras. Y me vais a permitir que le de las gracias a dos personas: mi amiga Lorena por llevar una vida acompañándome y conociéndome más que yo misma. Y a mi marido, por ser, estar y quererme.

¿Nos vemos mañana? 

:) :) :) :) :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario