- Zoóloga estadounidense, reconocida por su labor científica y conservacionista con los gorilas.
- De las primeras primatólogas del mundo.
Muchas y muchos reconoceréis a la mujer de hoy por la película que se hizo sobre ella, Gorilas en la niebla basada en su libro que publico en 1983, pero ¿Sabéis quién fue Dian Fossey?
Dian nació en San Francisco, graduándose en Terapia Ocupacional. Estuvo trabajando durante varios años en un hospital de Kentuchy, pero motivada por el trabajo de George Schaller, destacado zoólogo estadounidense que se dedicó al estudio de los gorilas, Fossey viajó a África en 1963, dónde estudió y observó a los gorilas de montañas en su hábitat natural. En este viaje invirtió todos sus ahorros donde conoció al famoso paleontólogo Louis Leockey, del que aprendió que para comprender la evolución humana era necesario estudiar a los grandes simios.
A su regreso a EEUU, y tras ocho meses aprendiendo suajili con el apoyo de National Geographic, Fossey se instaló en África, primero en El Congo, en las montañas de Virunga, donde existía una de las colonias más grandes de gorilas que se conocían en ese momento. Meses más tarde, y debido al clima político, se vio obligada a trasladarse de forma definitiva a Ruanda. Allí, entre los montes de Karisimbi y Visake, cerca de las fronteras de Zaire y Uganda, fundó el Karisake Research Center, que funcionó desde 1967 a 1980.
Fossey siempre nadó a contracorriente. Los gorilas eran animales poco acostumbrados al contacto humano, los cazadores furtivos no aceptaban su trabajo con los simios y durante los primeros años, Fossey realizó sus estudios en soledad, sin ningún tipo de apoyo.
Tras fundar su centro de investigación, que atraería la atención tanto de estudiantes como investigadores, la zoóloga logró ganarse la confianza de los gorilas y mediante el método prueba-error consiguió hacer numerosos avances en el estudio de su comportamiento.
Un punto y a parte muy importante para Fossey fue el asesinato de Digit, uno de los gorilas que había estudiado y con el que tenía una gran conexión. Tanto dedicó su tiempo y vida a la protección de los gorilas, que hizo creer a aldeanos y turistas que era una bruja, poniendo trampas para capturar a los cazadores furtivos, llegándose a enfrentar al Gobierno de Ruanda, acusándole de corrupto.